Seguidores de Ortega amenazan a tres obispos en Nicaragua

Fuentes internas revelan a ‘VN’, sin embargo, que no hay un peligro real ni se ha agravado la situación del país

Abelardo-Mata(Miguel Ángel Malavia) A mediados de agosto, la noticia de que tres obispos habían recibido amenazas de muerte a través de un correo electrónico saltó a las portadas de la prensa nicaragüense, produciendo una fuerte conmoción. Abelardo Mata, obispo de Estelí y uno de los prelados afectados –junto a Bernardo Hombach, obispo de Granada, y René Sándigo, de Chontales–, denunció en el diario La Prensa que lo que se busca es “callar la voz” de los que son críticos con el Gobierno de Daniel Ortega, al tiempo que apuntaba a simpatizantes sandinistas como autores de las amenazas. Los tres prelados  víctimas de las mismas habían condenado la agresión sufrida el 8 de agosto por manifestantes antigubernamentales a manos de partidarios de Ortega.

El también vicepresidente de la Conferencia Episcopal y presidente de la Asociación Nicaragüense de Derechos Humanos añadía en el diario –uno de los más implicados con el tema– que el país atraviesa “una degradación cada vez más acelerada de la convivencia social”, hasta el punto de advertir que “Nicaragua puede desaparecer como nación”. A su juicio, las causas de la crisis social se deben “al favoritismo y al partidismo”, en el sentido de que se equipara al Estado con un partido concreto, el Frente Sandinista. Tampoco las fuerzas opositoras se libraban de sus críticas: “No hay una oposición seria, recia. Uno escucha gente que se siente utilizada, comprada; venden sus votos en una Asamblea en vista de ventajas personales, sin cumplir sus promesas. Eso no es hacer política, es cosificar a la persona humana. No hay peor cosa, es diabólico”. Mata concluía la entrevista apelando al diálogo, aunque reconocía que las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno, sin estar rotas, sí permanecen paradas, tras la triple negativa del Ejecutivo a la petición de la Conferencia Episcopal de reunirse con sus representantes.

Por esas mismas fechas, se publicó también que los obispos iban a trasmitir al Papa, a través del nuncio, Henryk Nowacki, un informe en el que detallarían “el peligroso ambiente de violencia” que se vive en el país. A su vez, el ex guerrillero y actual procurador de Derechos Humanos de Nicaragua, Omar Cabezas, acusó a los prelados amenazados de ser “agentes de la CIA” y de formar parte de “una conspiración para quitar al Gobierno”, buscando desestabilizar la posición, no sólo de Daniel Ortega, sino también de sus homónimos venezolano, Hugo Chávez, y boliviano, Evo Morales.

‘Comedia nacional’

Así las cosas, fuentes internas consultadas por Vida Nueva apuntan a que no existe un auténtico recrudecimiento de la situación social. Según esta versión, “no hay en el país una situación de violencia nueva”, sino que se mantiene en los mismos parámetros la ya existente desde hace mucho tiempo. Pese a lo que pudiera parecer por las repercusiones mediáticas, locales e internacionales, todo formaría parte de “la comedia nacional” en que se ha convertido la vida pública nicaragüense. “No está pasando nada de eso, al Gobierno no le interesa matar a ningún obispo –sostienen estas fuentes–. Lo que sí querría es tenerlos de su parte”. Y añaden: “Esas amenazas proceden en todo caso de algún loco suelto o de alguien que quiere presionar a los obispos para así disuadirlos”.

Estas mismas voces, conocedoras cercanas de la situación, apuntan el hecho indudable de que “la Iglesia es crítica con el Gobierno. Ha denunciado expresamente el fraude electoral de las últimas elecciones municipales, la corrupción, la situación de pobreza, el deterioro de la democracia o el uso político de los signos de la religiosidad popular”. Sin embargo, junto a ese indudable compromiso, “habría que diferenciar –matiza– la motivación de cada obispo a la hora de firmar esas denuncias, pues hay quienes lo hacen desde una posición partidaria. Son furibundos enemigos de la izquierda sandinista, pero han dado abierto apoyo en el pasado a desmadres semejantes de la derecha, representada actualmente en el Partido Liberal”.

Una compleja situación a la que, sin duda, contribuye el tutelaje que hoy ejerce Venezuela sobre Nicaragua: “Daniel Ortega –explican con idéntica claridad las mismas fuentes– tiene todo el apoyo de Hugo Chávez, es un incondicional suyo. Venezuela proporciona a Nicaragua una alta ayuda en cesión de petróleo a precios muy favorables. Ese petróleo y otras ayudas venezolanas no van a parar al Gobierno, sino al Partido. Y el Partido ha creado una empresa, llamada ‘Albanisa’, que gestiona toda la ayuda venezolana. Esa ayuda queda fuera de todo control parlamentario…”.

En el nº 2.674 de Vida Nueva.

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