La psicología contribuye a formar un clero más sano

La Conferencia Episcopal analiza la múltiple aplicación de esta ciencia en los seminarios mayores

Seminario-de-Cádiz-y-Ceuta(Marina de Miguel) Se hace necesario en el mundo de hoy, como para el de todos los tiempos, sacerdotes santos: orantes, contemplativos, con una intensa vida sacramental, entregados al servicio de los hombres, de una vida austera y exigente, con una entrega incondicional al ministerio. Hombres libres y liberadores”. Esta inquietud de potenciar y trabajar más en la vida sacerdotal expresada por José Manuel Daza Tello, rector del Seminario de Cádiz y Ceuta, pone de relieve la importancia de una completa formación humana y espiritual del clero.

Conscientes de ello, entre el 7 y el 9 de septiembre la Conferencia Episcopal celebró el XXXVIII Encuentro de Rectores y Formadores de Seminarios Mayores, que en esta ocasión versó sobre la Psicología y dirección espiritual en la formación de futuros sacerdotes. Como explica a Vida Nueva Ángel Javier Pérez Pueyo, secretario de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, el propósito de estas jornadas fue reflexionar sobre el documento Orientaciones para el uso de las competencias de la psicología en la admisión y en la formación de los candidatos al sacerdocio, texto aprobado por Joseph Ratzinger en octubre del pasado 2008. La  elaboración de estas recomendaciones fue propuesta por el fallecido Juan Pablo II a la Congregación para la Educación Católica ya en el año 2002, después de que estallaran varios escándalos de pederastia cometidos por sacerdotes.

“La Santa Sede llevaba tiempo trabajando en este documento –explica Pérez Pueyo–, porque aborda una de las cuatro dimensiones de la formación recogidas en la exhortación apostólica Pastores dabo vobis: la humana. A partir de este texto, nos pareció importante contemplar al candidato al sacerdocio en su faceta psíquica, afectiva y emocional, etc., y también ver cómo la psicología y la dirección espiritual convergen para lograr la mejor formación”. Así, a través de las ponencias de Vicenzo Zani Angelo y Franco Imoda, subsecretario y consultor de la Congregación para la Educación Católica, respectivamente; Germán Arana Beorlegui, superior de la comunidad de la Universidad Gregoriana de Roma; Enrique Rojas, doctor en psiquiatría, Juan José Rubio Villanueva, rector del Seminario de Pamplona, y Félix del Valle, director espiritual del Seminario de Toledo, y de las mesas redondas en las que trabajaron obispos y rectores, se abordaron los beneficios que aporta.

Una vida guiada por el Espíritu

“El uso de la psicología contribuye a formar un clero más sano y fuerte para el ejercicio del ministerio en el servicio a esta sociedad, que en muchos aspectos es  dura, árida y exigente, y para la que se necesita estar no sólo preparados intelectualmente, sino fuertes y bien armados humanamente y, por tanto, psicológicamente”, opina Daza Tello.

A pesar del papel de apoyo y ayuda que puede jugar esta ciencia y sus métodos, el rector apunta que no es conveniente magnificar sus aportaciones. “Lo más importante en la vida sacerdotal y, por tanto, esencial en el proceso de formación, es la ayuda para el crecimiento en la vida espiritual”, explica el rector, recordando que lo fundamental es que “se crezca en una vida que se sepa guiada y animada por el Espíritu Santo, una vida exigente y radical, que se construya desde la raíz, desde abajo, desde la verdad de cada uno. Sólo así se puede ir construyendo una vida de entrega auténtica e incondicional a Jesucristo ”.

DETECTOR DE TEMORES Y ANGUSTIAS VITALES

Para el profesor de la Facultad de Teología de Vitoria, Moisés Alonso Díaz de Sarralde, en el proceso de discernimiento sacerdotal la psicología puede proporcionar datos, diagnosis, interpretaciones y medios que lo favorezcan. “La respuesta personal a una ‘llamada al sacerdocio o forma de vida consagrada’ requiere un proceso de discernimiento, que en muchos casos necesita la ayuda de un conocimiento psíquico de los rasgos de la personalidad. Esto es algo que entra dentro de la normalidad de la exploración de los sustratos de la vocación al sacerdocio”.

Puesto que el camino de los nuevos sacerdotes es largo, también puede desarrollar otras contribuciones. Para el profesor, ayuda a conocer los comportamientos más propios de las distintas etapas del desarrollo humano en diferentes aspectos de la personalidad, a la vez que es una herramienta útil a la hora de diagnosticar problemas específicos en lo afectivo, en lo social-relacional, en las idealizaciones sobre el sacerdocio y, lo más importante, en los temores y angustias vitales.

En el nº 2.674 de Vida Nueva.

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