Pedro Aguado: “Hay que impulsar la misión compartida con los laicos”

Nuevo Padre General de los Escolapios

pedro-aguado-escolapio(Texto y foto: Enrique Abad Continente– Zaragoza) Bajo el lema Docere audeo (Apuesto por enseñar) se ha reunido en Peralta de la Sal (Huesca), por primera vez en su historia, el 46º Capítulo General de los Escolapios. Del 1 al 25 de julio, los capitulares se han planteado diversos temas que conciernen a la esencia del ministerio escolapio, como la educación del niño pobre, el perfil de la Escuela Escolapia, la Escuela en clave pastoral, la educación no formal, la comunidad religiosa y la misión, el ministerio escolapio y la expansión de la Orden. También fueron analizadas otras temáticas, que son objeto de reflexión desde hace tiempo, y que conciernen, fundamentalmente, a la reestructuración de la Orden, a la pastoral vocacional escolapia y al desarrollo de la relación con el laicado.

Durante la celebración del Capítulo se concedió la carta de hermandad a la alcaldesa de Peralta por su colaboración con la Escuela Pía y se conmemoró el cuadragésimo aniversario del Capítulo General Especial de los años 1967-1969, en el que la Orden se adaptó a las directrices del Concilio Vaticano II. Asimismo, se rindió un emotivo homenaje al P. Augusto Subías, quien fuera compañero de los mártires escolapios de la Guerra Civil y que falleció cuando contaba 93 años. Parte del trabajo de estas reuniones se centró también en la elección de un nuevo Padre General al que le tocará guiar a la Orden a la hora de llevar a la práctica las reflexiones emanadas de este Capítulo. Y en este sentido, los 74 padres capitulares eligieron para esta misión al hasta ahora Provincial de Emaús, al P. Pedro Aguado, quien sustituye en esa responsabilidad al P. Jesús María Lecea.

Aguado, bilbaíno de 52 años, se caracteriza por su labor pastoral, como reclama la temática del Capítulo, y es buen conocedor de la realidad de la Orden en todo el mundo. Se trata de una persona afable, de trato fácil y agradable, con ideas claras a propósito de la línea que debe seguirse en la misión escolapia. Al preguntarle a propósito de algunos de los temas que se han abordado en el Capítulo y cuáles podían ser las líneas estratégicas de su generalato, contesta sin tapujos, reflejando esa idea en la que cree profundamente.

Integración e identidad

Así, al abordar el tema de la función de los laicos dentro de la Escuela Pía nos habla de un “laicado escolapio” sin el cual no se pueden entender las mismas y plantea la integración en un carisma calasancio de las diferentes vocaciones, religiosa y laical, conservando cada una su identidad, pero compartiendo una misma misión e identidad escolapias. Apostando por un “impulso de la misión compartida entre religiosos y laicos y de un progresivo enriquecimiento de la capacidad de integración carismática de personas de diversas vocaciones que tiene la Orden Escolapia”. Pero siendo consciente de las diferentes realidades en las que hoy está implantada la Escuela Pía y de que la necesidad de vocaciones no es sólo religiosa y sacerdotal, sino también laical, donde todos configuremos el pequeño proyecto de “Escuelas Pías en comunión” como una humilde aportación a la “Iglesia comunión” que hemos de seguir construyendo.

No son pocas las órdenes y congregaciones religiosas que se están planteando en la actualidad una reestructuración de su distribución territorial. Dentro de la Escuela Pía ya se han dado algunos pasos en este sentido: Italia y la propia Provincia de la que proviene el P. General, la de Emaús, que es fruto de la unión entre las extintas de Vasconia y Andalucía. Nos comenta Pedro Aguado que existen otros proyectos en marcha, pero todos ellos en función de un fin último, que sirva para revitalizar las Escuelas Pías, para la búsqueda de nueva vida escolapia y para un nuevo vigor misionero.

Sobre la misión escolapia en el mundo actual, el Padre General recuerda que consiste en “evangelizar educando a los niños y jóvenes, preferiblemente a los más necesitados”. Fruto de esta misión, san José de Calasanz consiguió la aprobación de las Escuelas Pías como una orden religiosa. Y piensa que esta misión debe encarnarse en cada lugar y contexto, ofreciendo propuestas y respuestas a las necesidades educativas, evangelizadoras y sociales de las diversas realidades en las que están presentes, siendo consciente de las diferentes prioridades y necesidades de cada contexto en los que se debe impulsar esta misión escolapia. Eso sí, siempre atentos a las “antenas” que denotan las prioridades de cada lugar. Esta capacidad para percibir y discernir es, para el P. Pedro Aguado, una necesidad de la Orden.

En el nº 2.671 de Vida Nueva.

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