Generoso recibimiento mundial de ‘Caritas in veritate’

encíclica Caritas in veritate papa Benedicto XVI

Personalidades del ámbito eclesial y cultural alaban la forma y el fondo del análisis del Papa

papa-firmando-enciclica(A. Pelayo / M. G.) Sobre la mesa del Papa se han acumulado testimonios abundantes del generoso recibimiento que el mundo en general ha hecho de su encíclica Caritas in veritate: premios Nobeles de Medicina como Paul Samuelson; economistas como Ettore Gotti-Tedeschi; profesores universitarios de Economía como Ferruccio Marzano o Stefano Zamagni; historiadores como Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio; editorialistas de periódicos no habitualmente ceremoniosos con la Iglesia, como Le Monde o El País; e incluso el disidente Leonardo Boff, han manifestado o su sorpresa o su acuerdo con la tercera encíclica de Joseph Ratzinger.

Ética necesaria

En su habitual discurso de la audiencia de los miércoles, el día 8, el mismo Benedicto XVI se refirió a su último trabajo indicando que había tratado de exponer los criterios morales necesarios para los proyectos políticos y económicos. “Si se quiere programar –dijo– un desarrollo no viciado por las disfunciones y distorsiones hoy ampliamente presentes, se impone por parte de todos una seria reflexión sobre el sentido mismo de la economía y sobre sus finalidades. Lo exige el estado de salud ecológica del planeta; lo pide la crisis cultural y moral del hombre que emerge con evidencia en todas las partes del mundo. La economía necesita la ética para su correcto funcionamiento; necesita recuperar la importante contribución del concepto de gratuidad y de la ‘lógica del don’ en la economía de mercado, que no puede tener como única regla el lucro”. 

Al final de su alocución, Benedicto XVI pidió oraciones para los jefes de Estado y de Gobierno del G-8 reunidos esos mismos días en L’ Aquila, para que “de esta importante cumbre mundial surjan decisiones y orientaciones útiles para el verdadero progreso de todos los pueblos, especialmente de los más pobres”. 

En el Angelus del domingo 12 de julio, el Papa afirmó que “existen en el mundo desigualdades sociales e injusticias estructurales que son intolerables, que exigen, además de las debidas intervenciones inmediatas, una estrategia coordinada para buscar soluciones globales duraderas”. En su conversación con el presidente Obama, Joseph Ratzinger le recordó que la cuestión social es hoy, en su raíces, una cuestión antropológica, “en el sentido en que implica el modo mismo de concebir al ser humano cada vez más puesto en manos del mismo hombre por las modernas biotecnologías”.

Entre los comentarios suscitados por la encíclica, destacaría uno firmado por Ritanna Armeni, conocida periodista italiana de izquierdas, que escribe: “Un consejo a la izquierda: hay que leer y subrayar la encíclica de Benedicto XVI. Después hay que pararse a reflexionar sobre nosotros mismos, sobre lo que los partidos de izquierda, de centroizquierda, laicos y católicos han dicho y hecho sobre el trabajo y los trabajadores, y sacar las consecuencias. Yo lo he hecho, y la conclusión que he sacado es muy sencilla: la Caritas in veritate contiene muchas ideas y valores históricamente definidos como de izquierdas. Y sobre los que la izquierda haría bien en volver. Y muchas, muchas ideas que en los últimos años ha puesto en el desván o sencillamente ha renegado” (Il Riformista, 8 de julio).

Muchos de los vaticanistas han destacado de forma especial la petición de una “Autoridad política mundial” hecha por el Santo Padre en el n.67 de su encíclica, lo que lleva a Marco Politi, por poner un ejemplo, a definirlo como un “papa global que revalida con decisión el papel del Estado y de la política… Un papa que muestra un rostro cristiano-social-demócrata e incluso verde. Tal vez una sorpresa para quien está retenido en el estereotipo del pontífice conservador, pero ciertamente en línea con la robusta estrategia elaborada con la doctrina social de la Iglesia de León XIII a Juan Pablo II, pasando por Juan XXIII y Pablo VI” (La Repubblica).

El hombre, en el centro

“El Santo Padre ha querido reafirmar en este documento la centralidad del hombre”, resume el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE). Reunidos los secretarios generales de 27 Episcopados europeos en Lviv (Ucrania) del 9 al 13 de julio, el secretario de los obispos alemanes fue el encargado de presentar la Caritas in veritate: “En el ámbito de la economía y de la política, hablamos sobre todo de técnicas, de programas, de medios para salvar los bancos o para promover ciertos sectores de la economía, y aunque todas estas preocupaciones son legítimas –explicaba el P. Hans Langendörfer, sj–, no siempre percibimos claramente la cuestión de fondo, que es: ¿para qué es todo esto? Para el Santo Padre, la respuesta es clara. El eje central debe ser la búsqueda del bien común y del desarrollo integral de la persona humana”. 

Los secretarios generales han apreciado especialmente el documento papal por ser una “encíclica de teología social” y alabaron la “claridad” con la que el Pontífice ha apuntado las urgencias del presente reafirmando el mensaje central de la enseñanza social de la Iglesia. “En esta encíclica a la vez optimista y realista –se lee en el comunicado final de la reunión– el Papa ha tenido el coraje de llamar a una conversión del desarrollo y del modo de concebir al hombre”.

Desde Francia, el cardenal arzobispo de París, André Vingt-Trois, ha calificado esta tercera encíclica de Ratzinger con una frase breve, positiva y agradecida: “Es un formidable mensaje de esperanza que el Papa quiere dirigir a los católicos y, más allá, a todos los hombres de buena voluntad”. “El mensaje de esperanza es el siguiente –continuaba, el propio martes 7 de julio–: la humanidad tiene la misión y los medios para dominar el mundo en el que vivimos. No solamente está sometida a una fatalidad, sino que además puede transformar este mundo actuando sobre los acontecimientos y haciendo progresar la justicia y el amor en las relaciones humanas, incluido el ámbito social y económico e incluso en un período de crisis como el que estamos conociendo”.

El también presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, aclara que la encíclica no es “un catálogo de soluciones”, sino “una estimulación para ejercer el juicio moral y para poner en ejecución los criterios de ese juicio”. 

La opinión de los obispos estadounidenses es similar: “Caritas in veritate ofrece una guía de ayuda para encontrar respuestas a los problemas sociales, económicos y morales del mundo contemporáneo que busca la verdad”. El cardenal arzobispo de Chicago, Francis E. George, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, también agradeció que Benedicto XVI haya promulgado este documento en el que se analiza “la actual crisis económica global a la luz de los principios morales tradicionales”. Los prelados consideran que la encíclica “reta a las empresas, los gobiernos, los sindicatos y las personas individuales a reexaminar sus responsabilidades a la luz de la caridad regida por la verdad”, manifiesta George en una nota.

‘GRACIAS POR SU GRITO’

enciclica-en-espanolEn España, el primer prelado en manifestar su opinión sobre la Caritas in veritate fue José Sánchez, obispo de Sigüenza-Guadalajara: “Se trata de un precioso documento, denso en contenido, sobre la Doctrina Social de la Iglesia en el momento presente y en continuidad de las grandes encíclicas sociales”. Sánchez centra la lectura del texto papal en la clave que da el propio título: “Caridad y verdad constituyen las dos líneas-fuerza de toda acción social y de todo trabajo por la justicia”. Tras una breve disección de los asuntos principales que trata la encíclica, añade: “Frente al laicismo y al fundamentalismo, dos patologías de nuestro tiempo, [este documento] afirma el valor de la religión y de la acción y del papel de los cristianos y de su importante contribución, desde la fe, al bien común, sólo posible si Dios tiene un lugar en la esfera pública”. 

De “documento excepcional” es como la ha calificado el arzobispo de Valencia. Es “un auténtico regalo para todos”, lleno de “iniciativas para una vida cristiana que quiere ser de testimonio y de verdad”, explica Carlos Osoro en su carta semanal, en la que sintetiza los capítulos del documento en varias bienaventuranzas, como “bienaventurados cuando entendemos que el desarrollo, si quiere ser humano, necesita dar espacio al principio de gratuidad y no anteponer todo a la productividad y a la utilidad”.

Gracias por su grito contra el escándalo de la injusticia”, enuncia, por su parte, el P. Joaquín Alliende, presidente de Ayuda a la Iglesia Necesitada. En una carta escrita “en nombre de los pobres de más de 140 países” y dirigida directamente a Benedicto XVI, el sacerdote chileno aplaude: “Sus palabras proclaman que la pobreza y la desigualdad en el mundo no son un hecho fatal, una catástrofe de la naturaleza. Usted nos urge a tomar conciencia de nuestra libertad. Despierta nuestra responsabilidad para plasmar un siglo XXI en la paz que nacerá de la verdad y la justicia”.

En el nº 2.669 de Vida Nueva.

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