Apuesta por un trabajo que humanice la sociedad

Profesionales cristianos redactan un manifiesto ante la crisis económica

grupo-profesionales-cristia(M. d. M) Tratamos de cambiar nuestro pequeño entorno de trabajo e iluminarlo a la luz del Evangelio”. Así resume Eduardo García Vázquez, secretario de Profesionales Cristianos de Acción Católica, el propósito del manifiesto Comprensión del significado social y humano de la profesión. Fruto de los trabajos realizados a partir de la Asamblea de mayo, responde a la crisis actual apostando por “un ejercicio ético de nuestra profesión con el fin de humanizar nuestra sociedad”. “Nos planteamos que queremos ser buenos profesionales y a la vez cristianos, es decir, defender a los débiles, preocuparnos por los otros, tener en cuenta a los más necesitados y pobres, etc.”, añade a este semanario.

Así, en el texto se denuncia cómo “el sistema económico ha llegado a impregnar todo el ámbito de nuestra cultura, imponiendo el consumo y el beneficio como valor supremo” y convirtiendo al ser humano en un “mero productor y consumidor”. Empobrecimiento, relaciones laborales injustas y la desestructuración de la vida personal, familiar y social son las causas de esta concepción.

Otro de los aspectos criticados es el individualismo, ante lo que abogan por dar respuesta a los problemas de forma conjunta y organizada. “Es muy difícil transformar algo de forma individual. Por ejemplo, uno solo en el hospital nada puede hacer para cambiar cómo se atiende a los pacientes, pero si se trata de un grupo de personas, la propuesta que se haga a los gerentes será más efectiva”, subraya el secretario.

Justicia y solidaridad

Derivada de esta óptica global es la preferencia por un ejercicio de la libertad que respete los principios éticos comunes de justicia y solidaridad, frente a una absolutización de la libertad de elección, que da validez a cualquier opción, opinión o interés individual. 

Pese a que, como reconoce García Vázquez, hay numerosas dificultades para lograr trabajo en la actualidad, son muchas las experiencias positivas y esperanzadoras que indican que no todo está perdido y que todavía se puede concebir la profesión como una vocación, es decir, “como oportunidad de crecimiento personal y como lugar de encuentro con Dios y con el otro al servicio del bien común”.

Desde el movimiento optan por “recuperar la humanidad a partir de la profesión, denunciar los problemas de empobrecimiento y deshumanización; asumir la responsabilidad que tiene la profesión o educar el deseo individual para que responda a las necesidades auténticas de todos”.

En el nº 2.668 de Vida Nueva.

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