Orihuela-Alicante reestructura la gestión de sus colegios

Los diez centros educativos que la Iglesia tiene en la diócesis imparten enseñanza a 3.500 alumnos

escuela-catolica(M. de M.) Un momento de renovada esperanza y de oportunidad para fortalecer la propia acción evangelizadora”. Así define José Mª Fernández-Corredor Soriano, director del Secretariado de Educación de la diócesis de Orihuela-Alicante, la creación -con el impulso del obispo Rafael Palmero– de la Dirección General para los Colegios Diocesanos. Esta nueva institución, que nace inserta en el Secretariado de Enseñanza de la Delegación de Educación en la Fe, busca ejercer la alta dirección y la coordinación educativa y evangelizadora de los diez centros de la Iglesia en la diócesis, en los que reciben enseñanza 3.500 alumnos.

Nace para volver a reescribir proyectos e idearios, pero con la intencionalidad de no quedarse en las letras, sino de realizar verdaderamente esta renovación en la propia acción educativa; de llevar este espíritu al ambiente educativo de relaciones humanas que precisan nuestros centros, especialmente a los claustros, a las familias, pero sobre todo a la acción educativa en el aula”, escenario donde, según asegura, se ha de realizar desde cada disciplina, desde cada docente, con cada alumno, la síntesis fe-vida y el verdadero encuentro con la fe cristiana.

Su finalidad es “gestionar una cultura común entre los colegios basada en principios de unidad, identificación como escuela católica diocesana, servicio, complementariedad e integración en el contexto de la diócesis”. Entre sus acciones se encuentra el asesoramiento a los diversos ámbitos de los colegios, la promoción de la pastoral y la revisión y renovación de las propuestas educativas. Además se ocupa de potenciar la visión compartida de los recursos humanos y económicos y de dirigir y coordinar la formación permanente de todo el personal, velando a su vez por los criterios de selección de los docentes.

Con sede en la Curia, en su organigrama figuran un director general y un coordinador de gerencia y secretario, que se complementan con los siguientes órganos colegiados: el Consejo de Dirección (los directores titulares de los centros); el Consejo de Pastoral (coordinadores de pastoral y sacerdotes) y el Consejo de Familias. Estos dos últimos, añade Fernández-Corredor Soriano, favorecen “el desarrollo de verdaderos itinerarios de educación en la fe, en los que converja la complementariedad de la catequesis de iniciación cristiana con la vida de las parroquias y de las familias”. “Comprendemos hoy que es fundamental hacer partícipes a los padres, primeros responsables de la educación de los hijos, de la identidad propia de la escuela católica diocesana”, arguye.

Dentro del área de formación e innovación de la nueva Dirección General se está desarrollando este curso un plan de reflexión con los claustros en torno a los verdaderos problemas de la educación y la propuesta cristiana, que se basa en el documento de los obispos españoles de abril de 2007, La escuela católica, oferta de la Iglesia en España para la educación en el siglo XXI. También en los ámbitos de familia, recursos humanos, pastoral y administración se están dando los primeros pasos.

EL VALOR DE LA ESCUELA CATÓLICA

La diócesis emprende esta nueva andadura, asegura José Mª Fernández-Corredor Soriano, “consciente del valor actual de la escuela católica en la misión de la Iglesia y como servicio a tantas familias en el momento actual”. Así, pese al “tiempo desafiante” que vive la educación hoy en día, considera que la clave está en redescubrir la milenaria propuesta cristiana en la escuela, los conceptos de persona y educación, además de acompañar el desarrollo integral de la propia personalidad del alumno según ha sido hecho desde el Bautismo. “La meta es renovar el valor de la escuela como lugar de humanización, mediante la asimilación crítica de la cultura a la luz del misterio de Cristo y de su Evangelio: lograr la síntesis fe-cultura y fe-vida en el alumno”.

La Iglesia cuenta con diez colegios en la diócesis: Santo Domingo, Oratorio Festivo de San Miguel y San Juan Obrero, en Orihuela; San José de Carolinas, Nuestra Señora los Ángeles, San Juan Bautista de Benalúa, Virgen del Rosario y Casa Larga en Alicante. Además, en Novelda está el  Oratorio Festivo, y en Agost, el de La Milagrosa. “Los colegios componen un mosaico de piezas diversas que posibilitan una relacionalidad y una complementariedad peculiar”, explica.

En el nº 2.665 de Vida Nueva.

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