Magdi Cristiano Allam: “El alma de Europa ha de hacer referencia a sus raíces”

Candidato al Parlamento Europeo

magdi-allam(Darío Menor– Roma) El 22 de marzo de 2008, Magdi Allam incluyó entre su nombre y apellido una nueva denominación: ‘Cristiano’. Así fue como Benedicto XVI le bautizó en la Basílica de San Pedro en una ceremonia que, para algunos, supuso un desafío para el islam, la religión que Allam, de origen egipcio, profesaba antes. Llegado a Roma con 20 años para estudiar Sociología en la Universidad La Sapienza, despuntó pronto en el periodismo y alcanzó el cargo de subdirector del Corriere della Sera, el diario más prestigioso de Italia. Allam ha hecho suya la cultura europea y la defiende del peligro que, en su opinión, sufre por la llegada masiva de inmigrantes, sobre todo musulmanes, con los que es cada vez más crítico. Debido a ello, ha sido amenazado de muerte y debe vivir con escolta. En noviembre de 2008 abandonó el periodismo y se lanzó a la arena política fundando un nuevo partido: Protagonistas para la Europa Cristiana. Ante las dificultades para concurrir en solitario a las elecciones europeas, aceptó la invitación de la Udc para liderar las listas de esta formación centrista en la circunscripción noroeste, la más importante de Italia.

Aspira a que el Parlamento Europeo reconozca las raíces cristianas del continente para que no se convierta en una “tierra de conquista” del islam. A grandes líneas, su discurso coincide con el del profesor Bernard Lewis, experto en el mundo musulmán y sostén ideológico de la Administración Bush en su política desarrollada en Oriente Medio.

¿Qué ideas quiere llevar al Parlamento europeo?

Mi mayor empeño será contribuir, con las personas de buena voluntad, a que Europa tenga un alma y no sea sólo un coloso del materialismo. Un alma que debe hacer referencia a las raíces judeo-cristianas de la civilización europea, la cual se debe sostener en unos valores comunes y en una identidad fuerte. Europa debe pedir una reforma ética del sistema económico y social que sitúe en el centro la dignidad de la persona, hay que perseguir el interés común y el bien general. 

¿Hacia dónde va Europa hoy?

Va a la deriva. No sabe quién es y no sabe hacia dónde dirigirse. Vende sus propios valores a cambio del dinero, del petróleo y del gas. Es incapaz de tener una política exterior común, una política de defensa, de seguridad y de integración de los inmigrantes compartida entre los distintos países. Si uno no sabe quién es y no es fuerte dentro de sí, si uno no tiene la certeza de su propia fe, de sus propios valores y de su propia identidad, termina sucumbiendo y rindiéndose. Europa se presenta como una tierra desierta que termina por ser percibida como una tierra de conquista.

Bernard Lewis sostiene que Europa corre el riesgo de formar parte del mundo islámico dentro de unos años. ¿Está usted de acuerdo?

Está en proceso, y, además, de una forma que no exige a los musulmanes guerrear en Europa. Consideremos sólo el factor demográfico: los autóctonos europeos tienen una tasa de natalidad menor del 2,1%, el nivel necesario para mantener la balanza demográfica. Por tanto, lo que está ya sucediendo es que Europa alcanza su equilibrio demográfico porque los inmigrantes (la mayoría de ellos musulmanes) tienen una tasa de natalidad más alta. Lo que está pasando, y se ve de forma particular en Holanda, Gran Bretaña o Francia, es que los inmigrantes, y sobre todo los musulmanes, son mayoría en el segmento juvenil de la población. En Rotterdam, que es la segunda ciudad más poblada de Holanda y el puerto más importante de Europa, el alcalde es musulmán y la población islámica supone el 43% del total. A este ritmo, Holanda será un país de mayoría musulmana en el año 2020. En ese momento, si hay una mayoría de diputados de credo musulmán, podrá democráticamente convertirse en la República Islámica de Holanda.

bautismo-magdi-allamEl alcalde de Rotterdam es una persona totalmente integrada en la sociedad holandesa, donde vive desde niño. ¿No cree que la mayoría de los inmigrantes acabará integrándose?

Hay que detallar los contenidos del término integración. No es sólo una inserción en la realidad económica ni el respeto de las reglas formales. Significa que uno debe adherirse plenamente a los valores que conforman la civilización europea, la cual tiene en el cristianismo su referencia principal. Estar integrado significa, por tanto, ser partícipe de una espiritualidad que reconoce a su referencia en el cristianismo y en las raíces judeo-cristianas. Supone no poner al mismo nivel todas las religiones y culturas, no considerar a Europa un territorio neutro, ser consciente de la especificidad del cristianismo respecto al islam. La civilización europea terminará si Europa no se mantiene como una tierra de cristiandad.

¿Qué debe entonces hacer Europa: recuperar una clara identidad cristiana para dialogar luego con el islam?

Jesucristo nos enseñó que se debe amar al prójimo como a uno mismo. Sólo si Europa se ama a sí misma (y esto se consigue amando la fe cristiana) podrá amar de forma genuina al prójimo, independientemente de su religión, de su cultura o de su etnia. Hoy Europa no se quiere, se odia a sí misma. Es más proclive a apoyar las ideas de los musulmanes que a defender su propia fe, sus valores y su cultura. El Occidente que se odia a sí mismo es un concepto expresado por el entonces cardenal Ratzinger en 2004. Él dijo que cuando se ultraja al islam, en Europa se produce una condena, pero si se ultraja al cristianismo, a la Iglesia o al Papa, se dice que es libertad de expresión. 

¿Por qué decidió convertirse al cristianismo?

Descubrí el don de la fe cristiana tras encontrar a personas con auténticos testimonios de fe. Sus buenas obras me han hecho tocar con la mano la realidad de un Jesús vivo y presente entre nosotros. El testimonio que más me ha iluminado es el de Benedicto XVI. Abandoné el islam después de darme cuenta de la incompatibilidad de esta religión, que hace referencia al Corán y a Mahoma, con los valores no negociables como la sacralidad de la vida y de la persona, la libertad de elección y de religión… Desde entonces he sufrido una condena a muerte por parte de aquellos que invocan los versos del Corán y evocan el pensamiento y las gestas de Mahoma. Asimismo, he comprendido que las religiones son distintas pero que las personas pueden unirse en el momento en que respetan los derechos fundamentales del hombre y comparten los valores no negociables. Por tanto, con los musulmanes se puede y se debe dialogar, pero sólo si somos fuertes dentro de nuestra fe cristiana.

¿No cree que su bautismo en la Basílica de San Pedro y a manos de Benedicto XVI pudo ser entendido por los musulmanes como un desafío?

La libertad religiosa es un derecho inalienable de la persona. No debemos aceptar compromisos ni someternos al miedo, tenemos que liberarnos de lo “islámicamente correcto”, de una ideología que nos lleva a pensar que no debemos hacer ni decir nada que pueda herir la susceptibilidad de los musulmanes. Ésta es la gran amenaza que tiene frente a sí Europa. No es tanto la amenaza de los terroristas que ponen las bombas, sino el poner al mismo nivel al islam y al cristianismo. Reconocer que las raíces de Europa no son sólo judeo-cristianas, sino también musulmanas, nos lleva a afrontar este serio riesgo, que nos vacía y hace perder nuestra alma. Así llegamos al relativismo, al nihilismo, al laicismo y a lo “islámicamente correcto”.

dmenor@vidanueva.es 

En el nº 2.663 de Vida Nueva.

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