Soria: “Paisaje interior”

La Reina inaugura el día 12 la decimoquinta exposición de Las Edades del Hombre

frescos-s-baudelio(Juan Carlos Rodríguez) Las Edades del hombre nació de una conversación al calor del fuego en Alcazarén (Valladolid). En la misma casa de José Jiménez Lozano. “Se debe pura y exclusivamente a que la idea se le cayó de las manos a José Velicia mientras asábamos patatas en la chimenea de la cocina donde trabajo con frecuencia”. Así lo narra el escritor y así debió ser. Era 1986. Casi veinticinco años, catorce exposiciones y más de ocho millones de visitantes después, el sueño del padre José Velicia se dispone a inaugurar una muestra excepcional, por lo simbólico -toma como sede la concatedral de san Pedro, en Soria, el último de los grandes templos catedralicios que visita- y por lo práctico: es, andados los años, todo un motor de evangelización y de difusión del patrimonio eclesiástico, en un diálogo entre fe y cultura consolidado como sinónimo de prestigio y de amor por el arte sacro.

Juan Carlos Atienza, el actual comisario, las describe como “una forma de poner el patrimonio religioso al servicio de la cultura y de la evangelización”. Pero es, ha sido, mucho más: la convicción de que aquel “medio sueño, medio invento, que se hizo medio jugando”, según Jiménez Lozano, que concibió Velilla, no sólo “sacó a la calle aquellas hermosuras sin arrancarlas del sentido y de la fuente de donde había nacido”, la Iglesia misma, sino que se convirtió, desde la primera exposición en la catedral de Valladolid, en 1988, en reivindicación de que turismo, patrimonio e Iglesia forman hoy una trinidad de primer orden. El éxito de público lo sigue refrendando.

Numerosas novedades

inmaculada-concepcionCierto que significó, desde esa aclamada primera exposición, un buen número de novedades: rompió con el discurso expositivo academicista e introdujo la parábola como eje de las muestras; afrontó una tarea de recuperación y de restauración, con el apoyo de la Junta de Castilla y León, sin parangón, y, rescató el templo, las catedrales, como un lugar de reflexión, abierto, en el que lo sacro reivindicaba su lugar magistral en la historia del arte, pero también en la conformación del propio país. A lo largo de la historia, los misterios de la fe cristiana han encontrado expresión plástica en las tablas, esculturas, lienzos, códices miniados y partituras musicales que, a través de su belleza, son “reflejo visible de la Luz Invisible”. Ahora lucen de nuevo. Con Paisaje interior, la última parada en el ciclo de las catedrales, conectan con el espacio físico y espiritual. 

“El título Paisaje Interior quiere ser también una manifestación, por un lado de lo que es Soria, que es paisaje, pues la concatedral de Soria está enclavada en uno de uno de los paisajes más emblemáticos, junto a los Arcos de san Juan de Duero, junto a San Saturio, junto al Duero que cantaron los poetas, junto a San Polo; y por otro lado hablamos de paisaje interior, que nos habla de la espiritualidad de las gentes y las generaciones que nos ha legado este patrimonio”, explica Atienza. Por tanto, un recorrido artístico que va desde Sorolla y su panorámica de la ciudad a principios del siglo XX hasta el frontal del altar de Osona (s. XIII), símbolo del extraordinario valor artístico de la diócesis de Osma-Soria. En total, 206 piezas, gran parte de ellas de la propia diócesis, incluidas 18 procedentes de la propia concatedral, pero también otras poco vistas fuera de las iglesias de poblaciones como Rebollar, Aylloncillo, Fuentetecha o Pinilla de Campo, de gran relevancia y alto valor patrimonial, que no han sido tenidas en cuenta hasta la fecha por los historiadores del arte. “Son obras que hasta ahora han pasado desapercibidas porque estaban en pueblos pequeños o porque ningún historiador del arte había tenido la oportunidad de conocerlas. La mayoría vienen de lugares en los que apenas quedan gente, pero que son expresión del paisaje interior de la gente que nos ha legado todo este patrimonio”, añade Atienza, que se resiste a entrar en detalle hasta el día de la inauguración. El secretario de la Fundación, José Ramos, ha insistido en ello: “Va a haber auténticas sorpresas dentro de la historia del arte”. 

Dos partes

Según Atienza, la exposición tendrá una primera parte que constará de cinco capítulos, que se desarrollarán en la nave de la concatedral, y una segunda, a modo de epílogo, centrada en el claustro y que contendrá 14 obras, una procedente de cada una de las muestras anteriores, incluidas las de Nueva York y Madrid. El primer capítulo justificará que esta edición se celebre en la capital soriana, con varias razones como el cincuenta aniversario de la elevación de la Colegiata de san Pedro al rango de concatedral y el noveno centenario de la muerte del obispo que restauró la diócesis, san Pedro de Osma. Tras esta introducción, se recogerán en cuatro capítulos las ideas que desarrollan el tema del Paisaje Interior. Si en 1997 la exposición de El Burgo de Osma llevó por título La ciudad de seis pisos, y fue un recorrido cronológico en seis etapas por la historia de la diócesis de Osma-Soria, aunque el guión también explicaba qué es una diócesis y la misión del obispo en su cátedra, la de Soria -que inaugurará el día 12 la Reina- quiere ser un acercamiento a las personas que han vivido en la diócesis tratando de mostrar sus raíces y su paisaje interior, es decir: la fe, las vivencias, los valores y devociones que han marcado sus vidas.

ermita-s-baudelioUna de las aportaciones de esta exposición serán las “obras externas”, es decir, la elección, en este caso, de dos ermitas románicas como parte del discurso expositivo. Serán nada más y nada menos que la ermita de san Baudelio, en Casillas de Berlanga, y la ermita de san Miguel, en Gormaz, cuyos trabajos de restauración han sido terminados recientemente, símbolos casi inauditos de arte de repoblación paleocristiano y oriental bizantino, casi sincrético, de clara influencia musulmana, fechada en los siglos XI y XII. “Aunque sólo hay una sede, que es la concatedral de san Pedro, proponemos que se visiten dos obras externas, que son dos obras románicas de primer orden como son la ermita de san Baudelio de Casillas de Berlanga y la ermita de san Miguel de Gormaz, tras una restauración muy concienzuda de doce años que nos ha permitido descubrir un conjunto de pinturas románicas del mismo taller de los autores de la ermita de san Baudelio”, según Atencia. Eso es la ermita de Casillas de Berlanga: estilo mozárabe, representación del paraíso, escenas de caza, que discurren en la bóveda cobijando el relato de la Pasión, plasmada en los muros. Y prolongada en Gormaz.

En cierto modo, estas ermitas introducen lo que será el segundo ciclo de las Edades del hombre, cuando en diciembre cierre la exposición de Soria y todas las catedrales castellano-leonesas hayan acogido una muestra del ambicioso proyecto de José Velicia, fallecido hace diez años. Colegiatas, monasterios, grandes iglesias y palacios episcopales de Castilla y León serán los nuevos escenarios que albergarán este nuevo ciclo. Ramos admite que ya cuentan con diferentes solicitudes, aunque primeramente deberá ser aprobada por el patronato y ratificada por los delegados de las diócesis de Castilla y León. El reto -como ya, de hecho, ha ocurrido con alguna de las muestras- es no caer en el discurso repetitivo, preservar la calidad de las muestras y huir del trazado político del programa expositivo.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.659 de Vida Nueva.

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