Los movimientos católicos obreros piden un nuevo sistema económico

Ante el Primero de Mayo animan a redoblar la solidaridad con los afectados por la crisis actual

oficina-inem(Marina de Miguel) “Nos sentimos cercanos a tantos compañeros y compañeras de trabajo, junto con los cuales vivimos con angustia y preocupación este momento de incertidumbre laboral, acentuado por la crisis económica mundial”. Con ocasión del Primero de Mayo, festividad de San José Obrero, los movimientos de Acción Católica, Mujeres Trabajadoras Cristianas (MTC), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC), así como el resto de agrupaciones de fieles presentes en el mundo laboral, reivindican un empleo más digno y justo. Este año apelan especialmente a la solidaridad para paliar la difícil situación en la que viven muchas familias. “En este contexto económico queremos denunciar la destrucción de miles de puestos de trabajo y cómo se está exigiendo por parte de las organizaciones empresariales una mayor flexibilización del mercado laboral: abaratamiento de despidos, mayor precarización de las condiciones laborales, etc.”, suscriben en su comunicado.

Frente a un sistema económico mundial “injusto e insolidario” que, a su juicio, ha producido esta situación, ven necesario “un cambio radical que trastoque las reglas del sistema y el sistema mismo”. Basan esta urgencia en la cifra de paro en España, superior a los cuatro millones, así como en el desbordamiento de la labor de Cáritas: el número medio de las demandas de ayudas económicas, especialmente destinadas a vivienda y alimentos, aumentó un 54% en 2008. También destacan los ERE (Expedientes de Regulación de Empleo), que el año pasado crecieron un 163%; y la desigualdad de género: las mujeres perciben un salario 17,6% menor que los hombres y sufren el paro un 16,3% frente al 14,8%.

Por eso, debemos romper la inercia social de no corresponsabilizarnos con nada porque no depende de noso-tros”, apelan indicando que “todos tenemos responsabilidad de lo que pasa”. Consideran que es momento de plasmar una declaración de intenciones, desde vivir priorizando la solidaridad con los pobres, hasta desarrollar un compromiso social y político con otros para transformar la sociedad. 

La realidad interpela

Como trabajadores cristianos, afirman a continuación, “nos sentimos interpelados por la realidad y llamados, desde el Evangelio, a vivir más comprometidos”. Finalizan exigiendo a los poderes públicos y financieros la construcción de una política económica centrada en las personas.

Más directo es el comunicado de las Hermandades del Trabajo, en el que critican cómo el Gobierno “negó la crisis económica y la caída de la producción, la relativizó cuando entrábamos en recesión y sólo la acepta cuando estamos al borde de la deflación, por falta de consumo, y cerca de la depresión”. De igual modo, denuncian que las medidas adoptadas, “tarde y mal”, no son suficientes. A esto anteponen la solidaridad de las familias, la Iglesia católica y Cáritas que, según sostienen, sumado “al ‘silencio clamoroso’, en negativo, de los sindicatos, han evitado que lleguemos a una situación de agitación o subversión social”.

UNOS NUEVOS PACTOS DE LA MONCLOA

Con objeto de recuperar la confianza ciudadana, las Hermandades del Trabajo abogan por un “gran pacto político, económico y social”, a imagen de los Pactos de la Moncloa, cuyos frutos se desarrollarán en una “reunión permanente de diálogo social”, con una duración de un año. A los Gobiernos y Comunidades Autónomas reclaman ayudas para las familias sin recursos, además de acciones efectivas y testimoniales de austeridad y contención. 

Este último compromiso también lo hacen extensible a los trabajadores y sus familias. “En esto consiste hoy la solidaridad social”, concluye el manifiesto. 

En la misma línea, el obispo de Cádiz y Ceuta, Antonio Ceballos Atienza, incita en su carta pastoral a que no se piense que nada se puede hacer ante la magnitud de la crisis, pues en ocasiones como ésta “se pone de manifiesto la significación más original de nuestra identidad cristiana, la calidad de los compromisos y la aportación que nuestra esperanza cristiana pueda prestar a la sociedad”. 

Numerosas diócesis también han reflexionado sobre estos aspectos, como la Delegación Pastoral del Trabajo de Madrid, que ha dado voz a 30 familias cristianas para mostrar su preocupación, inseguridad, nervios, impotencia y malestar ante la inseguridad laboral.

En el nº 2.658 de Vida Nueva.

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