Temen que el Gobierno manipule la visita de mayo y la interpreten como una bendición a sus “atrocidades”
(M. Gómez) Los cristianos de Tierra Santa están un tanto preocupados por el próximo viaje de Benedicto XVI a la región, en el mes de mayo. La inquietud surge de la duda de que las autoridades israelíes “malinterpreten” y manipulen la visita en su propio beneficio, es decir, que se la tomen como una especie de “bendición” a la política y “las atrocidades” del Gobierno israelí.
En nombre de la comunidad cristiana local, un grupo de unas cuarenta personalidades de Israel y Palestina -laicos de distintas confesiones, y casi todos ellos miembros de organizaciones de Iglesia, aunque firman a título personal y no como representantes de ninguna institución- acaba de enviar una carta al nuncio apostólico en Jerusalén, Antonio Franco, explicándole sus temores. “La política israelí golpea duramente a los cristianos. Queremos la garantía de que estas dificultades estarán en el centro de la visita”, explica Youssef Daher, responsable del Jerusalem Inter-Church Center y uno de los firmantes, al diario francés La Croix.
En la carta reclaman, entre otros seis puntos que quisieran ver cumplidos, que los cristianos palestinos puedan moverse con libertad, en vez de ser acorralados “como ganado”. Se refieren a la restricción de movimientos entre Jerusalén y los territorios palestinos, las amenazas sobre el derecho de residencia en Jerusalén o el modo en que se conceden los visados al clero extranjero. “Los israelíes están vaciando la ciudad de cristianos”, añade Daher.
Posibles ‘peligros’
Igualmente, piden que se reconozca un estatuto “común y abierto” para Jerusalén, consideran que ni la Ciudad Santa ni el resto de la región deberían ser reclamadas por ninguna religión como una propiedad, y opinan que las Iglesias cristianas y sus instituciones no deberían pagar impuestos en razón de su particular carácter pastoral y caritativo.
Otra de las cuestiones a la que hacen referencia es la actual situación de violencia en la región, después de la sangrienta ofensiva en Gaza, comparada con la que se encontró Juan Pablo II en el año 2000. “Los acontecimientos de las últimas semanas crean nuevas condiciones. Simplemente queremos advertir al Papa de los peligros de su visita -dice Bernard Sabella, sociólogo católico y miembro del Parlamento palestino-. En la época de Juan Pablo II, la política israelí era diferente, estábamos empeñados en un proceso de paz. Hoy, el Santo Padre corre el riesgo de ser un rehén de la situación política”.
En declaraciones a Radio Vaticano, el P. Federico Lombardi considera que “precisamente por todo esto es necesario ir allí. Para orar en los lugares más importantes donde el odio y el amor se enfrentan, allí donde la reconciliación parece humanamente imposible”.
Entre los firmantes de la carta destacan Sami Awad, líder de Holy Land Trust (movimiento de resistencia no violento en Palestina); Zoughbi Zoughbi, director del Wi’am (Palestinian Conflict Resolution Centre); y Nora Kort, directora de la Sociedad árabe-ortodoxa.
jmolaizola@vidanueva.es
En el nº 2.651 de Vida Nueva.
