Cáritas apela a la solidaridad ciudadana ante la crisis

En 2008 crecieron más de un 50% las peticiones de ayuda

(M. de Miguel) Aunque, según auguran los expertos, este año viene con una grave recesión bajo el brazo, los efectos de la crisis ya se notaron en 2008 con intensidad. Cáritas ha visto incrementadas en más de un 50%, con respecto a 2007, las demandas de ayuda urgente que gestiona a través de los programas de acogida, familia, inmigrantes, empleo y ayuda psicológica. Un grito desesperado que se traduce en carencias cada vez más primarias, como la compra de alimentos, ropa y calzado, la formación y ocupación, los gastos de la vivienda y transporte, o los gastos sanitarios. 

Ante este desbordamiento, la organización ha puesto en marcha una campaña especial Cáritas ante la crisis: El nuevo mapa de la pobreza -presentada el 18 de diciembre-, con la que, recordando que la pobreza está cerca de cada uno, busca impulsar la solidaridad de los ciudadanos, además de la participación activa, como voluntarios, en las acciones de ayuda a las personas más vulnerables. Porque, una vez más, se vuelve a demostrar cómo las desgracias siempre se ceban con los más desfavorecidos. Así, ha detectado muchos casos de subarriendo de habitaciones a precios abusivos y en condiciones severas de hacinamiento, o de familias obligadas a vivir en habitaciones, porque no pueden acceder a una vivienda en alquiler. Del mismo modo, han registrado un incremento de la reclamación de avales por impago de hipotecas, situación en la que se encuentran especialmente viudas que avalaron con sus viviendas la propiedad de sus hijos.

La mayor parte de la demanda corresponde a personas que han pasado de estar en situación de vulnerabilidad a la pobreza, debido al paro. Tienen los rostros de mujeres solas con cargas, inmigrantes reagrupadas de más de 40 años, que buscan trabajo por primera vez; y hombres en paro reciente, pertenecientes a los sectores de la construcción y la hostelería, muchos de ellos inmigrantes con permiso de trabajo. Las familias jóvenes con hijos pequeños, las mujeres mayores que con sus pensiones no alcanzan para cubrir el coste de la vida o los inmigrantes en situación irregular, también sufren especialmente.

Junto a la nueva iniciativa, (tiene habilitado el teléfono de donaciones 902 339 999 y la cuenta del BBVA 0182-2000-21-0011450212, así como las abiertas en las delegaciones diocesanas), Cáritas reclama a las administraciones públicas que se establezca un fondo que sea transferido a los ayuntamientos para atender las demandas sociales, que sea gestionado y ejecutado por los servicios sociales municipales con esta finalidad local.

Iguales a Cristo

En este tiempo, cuando la memoria se vuelve al misterio de la Encarnación del Señor, tendremos un cuidado especial en mirar a los que más parecido tienen con Cristo. Ellos nacen y viven pobres”. Así anima el cardenal Carlos Amigo, en su carta pastoral Propuestas cristianas ante la crisis económica, a socorrer a los desfavorecidos. Igualmente, en Solidaridad en tiempo de crisis, el obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro Chaves, recuerda que “la crisis de los mercados es expresión de una verdadera crisis moral”.

También el obispo de Sant Feliu de Llobregat, Agustí Cortés, ha ofrecido su receta de “virtudes económicas” ante la crisis, según informa Jordi Llisterri. En carta pastoral, invita a aplicar los principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia. Entre ellos, enumera “el realismo frente a la ambición desenfrenada, la transparencia y la honradez en nuestras operaciones comerciales o financieras, el endeudamiento en lo realmente necesario y en función de las posibilidades reales, huir y, en todo caso, denunciar la especulación abusiva o evitar el consumismo compulsivo”. El documento afirma que la crisis también es un hecho moral porque tiene sus raíces en “conductas humanas libres” que se han guiado por “la ambición y el optimismo sin freno de productores y consumidores”. 

Cortés denuncia que “bajo la aceleración espectacular del progreso económico” se mantenía la pobreza. Así, señala como culpables a la “búsqueda en la actividad económica y financiera de un beneficio injusto y radicalmente abusivo, que merece la denuncia moral a la vista de sus consecuencias sociales”. Por ello, en su carta pastoral pide que el sistema económico-financiero esté democráticamente regulado, “orientándolo a la consecución del bien común de la familia humana”. Concluye situando el origen de la crisis en “el mismo vacío moral que permite que alguien pueda especular sin escrúpulos, o defraudar fiscalmente, o matar una vida humana concebida y no nacida, o perjudicar la naturaleza, pensando sólo en el propio beneficio”.

En el nº 2.642 de Vida Nueva.

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