Hablando a los jóvenes con el lenguaje de los jóvenes

Nace en Huelva el ‘Centro Siloé’ como espacio de encuentro para la juventud

(Miguel Ángel Malavia) Los jóvenes católicos de Huelva necesitaban un lugar propio, suyo, en el que reunirse”. Tan claro lo tenía José Antonio Omís, delegado de la Pastoral Juvenil onubense, que desde que accedió al cargo en el año jubilar de 2000, ha desarrollado todo tipo de iniciativas para aunar a los jóvenes en un auténtico “punto de encuentro”. Ese lugar, tanto físico como espiritual, es hoy el Centro Siloé

Así, sin cejar en el empeño y con una carrera de fondo, el proyecto fue viendo la luz a lo largo de estos años. Hasta que, a finales de 2006, ya sólo quedaba pendiente ultimar el local. Este último escollo se ha solventado por fin este año, cuando han conseguido situarse en uno de los puntos emblemáticos de Huelva, en pleno centro neurálgico, compartiendo vecindad con un edificio de los maristas, otro de la Universidad y la parroquia de San Sebastián. Precisamente, el obispo José Vilaplana nombró como párroco de la iglesia a José Antonio Omís con el fin de que pudiera estar más cerca del que debía ser el eje referencial de los jóvenes cristianos de la diócesis. El delegado de Juventud destaca el importantísimo apoyo que el prelado ha dado en todo momento al proyecto, consciente de que “el futuro de la Iglesia está en los más jóvenes”. “Desde el primer momento, él destacó la necesidad de contar con un centro para los chavales”, afirma. 

Con todo ya preparado, la última etapa previa a la meta se desarrolló el pasado agosto. En el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), los jóvenes andaluces que no pudieron ir a Sydney sí tuvieron la oportunidad de compartir los momentos de oración y las enseñanzas de Benedicto XVI en comunión con los reunidos al otro lado del planeta. Así, fueron muchos los que acudieron al Rocío, en un encuentro paralelo del que salieron muchos frutos. Uno de ellos, ya maduro de un modo definitivo, es el Centro Siloé. José Antonio aclara que ya estaba previsto inaugurarlo en septiembre, pero que “el éxito de la concentración del Rocío fue el que nos insufló las fuerzas necesarias para tener la certeza de que el nuestro era un proyecto esencial”. 

Finalmente, el pasado 30 de septiembre fue inaugurado el centro, concentrando “una repercusión social que desbordó todas nuestras expectativas”, explica un orgulloso delgado de Juventud y director del proyecto. Omís indica cómo tratan de “romper con el esquema cerrado según el cual todas las actividades han de desarrollarse en la parroquia”. Con Siloé no buscan que los chicos se alejen de su parroquia. Todo lo contrario: “Queremos ser un apoyo a las parroquias, creando un espacio específico y reconocible como propio por los jóvenes”. En definitiva, el objetivo es que éste sea visto “como su casa” por ellos. 

Dinámico y atractivo

¿Cómo se consigue esto? La clave está en constituirse en un centro dinámico, vivo, atractivo. Para lo cual son necesarias las más diversas iniciativas. Buen conocedor de las mismas es uno de sus principales coordinadores, Joaquín Sierra, un diácono de 31 años que afronta el año previo a su ordenación sacerdotal aplicándose en la Pastoral Juvenil, en estrecha colaboración con su delegado. Joaquín, orgulloso, relata una por una la gran cantidad de ideas y proyectos que están llevando ya a cabo desde el primer día. “Tenemos organizada la estructura de lo que ha de ser la semana. Así, los miércoles están destinados a los talleres”. El primer taller, que concluirá el 17 de diciembre, aborda en cada sesión las distintas esferas de las habilidades sociales: fomento de la afectividad, actuación ante situaciones determinadas, autopercepción, etc. Impartido por una trabajadora social, está destinado a chicos mayores de 16 años. Para el segundo trimestre hay previsto un taller de oración, y para el último, uno de autoestima. Aún sin concretar hay otros de temas diversos, como uno del mundo de las cofradías. Joaquín informa de que incluso están en conversaciones con la universidad local para que alguno de estos talleres puedan ser convalidados por créditos.

Los jueves está prevista una oración semanal a la que están invitados todos los jóvenes de la diócesis. La idea es que cada encuentro lo organice una parroquia, carisma o congregación, con el objetivo de que sea “una oración viva, en la que todos conozcamos y vivamos las distintas sensibilidades que cada grupo le puede otorgar”. 

Los viernes están reservados a la oferta más lúdica. Entre las diversas actividades previstas se encontrarían conciertos de cantautores cristianos, concursos, fiestas… La idea, según Joaquín, es que los chavales se diviertan “en un ambiente sano y confortable”. Como recuerda José Antonio Omís, al fin y al cabo lo principal es que “todos los que vengan a Siloé sepan que es un lugar que les es propio. Ni siquiera hace falta que hagan nada. El simple hecho de ‘estar’ ya es importante”. 

Son muchos los jóvenes que se han mostrado contentos con la apertura del Centro Siloé. Uno de ellos, David, laico de 20 años, catequista y representante de la Coordinadora de Huelva capital, deja claro hasta qué punto era necesario: “Nunca habíamos visto algo así. En el encuentro del Rocío ya hablábamos de lo mucho que hacía falta un punto de encuentro para todos los jóvenes. ¡Y por fin ya lo tenemos!”. Para él, una de las mejores cosas es que es “un sitio para estar. No hace falta que sea para una dinámica, como tampoco importa el día ni la hora. Es un sitio abierto, para estar en un ambiente sano”. Ámbito éste muy propicio para actividades tan diversas como el entretenimiento plenamente distendido (tienen un espacio para jugar a la consola, echarse un rato en el sofá o tomarse un café) o el propio estudio académico. De hecho, quieren establecer una sala de estar acondicionada a modo de biblioteca, dirigida a los que tengan peores condiciones para concentrarse en sus propias casas. 

Otra de las actividades que desde el primer momento están teniendo más éxito son las asociadas a la ayuda a los demás. Los últimos jueves de cada mes habrá una escuela de voluntariado, en la que serán formados convenientemente los chicos que tengan inquietudes por una mayor colaboración  en diferentes campos. Y de un modo permanente, ya está funcionando una bolsa de voluntariado, en la que hay establecidas diversas iniciativas solidarias. Por si fuera poco, un proyecto común pretende incluir a un gran número de participantes. Se trata de ‘Gesto Solidario: Todos con el Chad’, por la que se pide ayuda económica y de todo tipo con la Diócesis de Laï, en uno de los países africanos más necesitados. Su obispo, el aragonés Miguel Ángel Sebastián, guarda una estrecha relación con Vilaplana, y a través de su testimonio hay una gran concienciación de la problemática vivida allí. Otra idea es contar con un centro de orientación, dirigido por una religiosa, en el que los chavales tendrían un espacio de escucha y acompañamiento. 

Por su empuje, versatilidad y dinamismo, el Centro Siloé trata de constituirse en el auténtico punto de encuentro de la juventud que en Huelva esté marcada con el inequívoco sello del cristiano. Si lo consigue, será el instrumento de una Iglesia que, como afirmó el obispo Vilaplana en su inauguración, habla a los jóvenes “con el lenguaje de los jóvenes”. 

Un sitio realmente ‘chulo’

Además de las numerosísimas actividades, uno de los puntos más destacado por todo aquél que ha estado en el centro es su decoración. Inspirada en pasajes evangélicos, su diseño vanguardista y multicolor es ciertamente impactante. Tanto, que el propio obispo Vilaplana, cuando lo vio, entre risas sólo acertó a decir: “Muy moderno, muy moderno”. Y no fue el único. “Uno de los carpinteros -cuenta el diácono Joaquín Sierra- que trabajó en su construcción, al ver el centro terminado, dijo que era la primera vez que veía un sitio de la Iglesia que era ‘chulo'”. En este sentido, la estancia más sorprendente, la capilla, es también uno de los más impresionantes desde el punto de vista estético. Su frontal, con una inmensa mano de Dios que acoge al que se postra ante Él, y los laterales, con imágenes de la Virgen e iconografía de números romanos a modo de Vía Crucis, están coronados con un techo pintado al óleo y que trata de constituirse en orbe celestial. La propia empresa que se encargó del diseño del local, HB11, “lo hizo prácticamente gratis -explica Joaquín-, tomándose ese trabajo como algo especial, pues casi todos ellos mantienen una profunda sensibilidad religiosa”. 

En el nº 2.638 de Vida Nueva.

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