Frei Betto: “A Jesús lo mataron por razones políticas”

Más de 200 personas participan en el VII Congreso Trinitario Internacional celebrado en Granada

(Texto y foto: Jaime Vázquez Allegue– Granada) La Facultad de Teología de Granada fue la sede del VII Congreso Trinitario Internacional, organizado por los Trinitarios del Sur de España y que tuvo lugar del 20 al 22 de noviembre. Bajo el lema Nueva espiritualidad liberadora para otro mundo posible, asistieron más de 200 personas; entre otras, los teólogos José Antonio Pagola y María José Arana, el dominico brasileño Frei Betto o el profesor Juan de Dios Martín Velasco.

La Orden de la Santísima Trinidad -al igual que la Orden de la Merced- tiene como carisma y espiritualidad la liberación de los cautivos. “Con más de ocho siglos de historia -afirmó Giovanni Martire Savina, vicario general de la Orden-, los trinitarios siguen trabajando para liberar a los cautivos de las nuevas formas de esclavitud y opresión”. Por eso, Juan Pablo II describió a ambas órdenes redentoras como “especialistas en la libertad”. 

El Congreso buscó ser un punto de reflexión, previo a la acción, ante el reto de una sociedad en la que las religiones tradicionales tienen que convivir más allá de la vieja idea del exclusivismo y buscar una nueva espiritualidad para un mundo religiosamente plural. 

Juan de Dios Martín Velasco, en su ponencia, afirmó que “los cristianos deben caminar por un ecumenismo que movilice las religiones y las espiritualidades del mundo hacia la práctica de la solidaridad y la compasión”. Por eso, ante la pregunta de si es posible una espiritualidad laica más allá de las religiones, la profesora Victoria Camps y el teólogo Manuel Fraijó analizaron la importancia de “convertir la religión en el testimonio de un compromiso y una opción de vida y la espiritualidad como algo anhelado pero que ya no se busca necesariamente en el ámbito de las religiones”. Algo que la ecumenista Lucía Ramón Carbonell identificó como “el camino que conduce hacia una nueva espiritualidad ecuménica de las distintas religiones en la construcción de una casa común”. “La nueva espiritualidad, mística y profética, para una vida religiosa renovada -afirmó el carmelita Camilo Maccise-, es el futuro de la consagración en la Iglesia”. Lo cual equivale a “trabajar en favor de una nueva espiritualidad como unidad de mística y compromiso”, según la teóloga Teresa Forcades

Por su parte, José Antonio Pagola ofreció una nueva imagen de Jesús a través de una serie de claves de una espiritualidad de libertad, de compasión y de justicia. “Porque Jesús -dijo- nunca separa a Dios de su proyecto de hacer un mundo más humano”. Y concluyó Pagola: “Jesús es el único que puede desencadenar la conversión que la Iglesia necesita”. 

Teología política

Pero fue Frei Betto, teólogo de la liberación y ex asesor del presidente ‘Lula’ da Silva, el que ofreció una lectura más desarraigada de Jesús, con su conferencia sobre las claves de identidad de una nueva espiritualidad liberadora. Betto hizo una defensa de la teología política y de la implicación de los cristianos en la vida pública. “A Jesús lo mataron por razones políticas”, dijo el teólogo de la liberación, quien añadió: “Jesús no murió en una cama de hepatitis, ni en un accidente de camellos en una calle de Jerusalén. Jesús murió en una cruz por razones políticas. De manera que vivir la religión sin implicación social y compromiso político no tiene sentido en el cristiano. Sólo acercándonos al Jesús humano podemos descubrir la grandeza de su divinidad”. 

En el encuentro se puso de manifiesto que la actual crisis de las religiones tradicionales se hace patente en sus formas de espiritualidad por falta de un compromiso social y una opción preferencial por lo más pobres. Por esta razón, la unión de mística y compromiso en favor de un mundo más humano, justo y solidario, son las claves para descubrir los desafíos de un mayor diálogo interreligioso y la búsqueda de razones y argumentos que unan a los propios cristianos a través del ecumenismo. En un mundo cada vez más plural y en una sociedad que presume de laica, la espiritualidad más allá de las religiones convierte a la vida consagrada en el referente obligado para hablar de una nueva mística, de una teología profética y de un compromiso de vida. 

Por todo ello y como telón de fondo del Congreso, los Trinitarios hicieron suyas las palabras del obispo Pedro Casaldáliga cuando afirma que “en el momento posmoderno, que niega la radical espiritualidad, el compromiso y la utopía, reivindicamos una espiritualidad nueva, como patrimonio de todos los seres humanos. Una espiritualidad integradora que abarque las distintas dimensiones del ser. Una espiritualidad liberadora que sea crítica, contemplativa en la acción, libre, solidaria, conflictiva y esperanzadora”.

En el nº 2.638 de Vida Nueva.

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