Fernando Vidal: “no es tolerable que los niños estén en riesgo de exclusión”

Coautor del Informe Foessa

(J. C. Rodríguez)

– ¿Qué conclusiones destacaría del Informe? 

En primer lugar, que, a pesar del largo periodo de crecimiento económico de España, seguimos con el mismo porcentaje de pobres que al inicio de los años 90, en torno al 19%, y con algo más de un 5% de personas en exclusión extrema. Esta situación se ha agravado porque ahora la pobreza ha aumentado en los niños, en mayores y en hogares monoparentales. Uno de cada cuatro niños en España está en situación de exclusión social, y esto es no es tolerable.

Además, en el Informe se ha elaborado un nuevo índice de exclusión social, que se mide con diversas variables combinadas de naturaleza económica, política y relacional. Resulta preocupante que la mitad de la población española tenga, al menos, uno de estos factores de exclusión, que, si se asocia a otro, puede provocar una situación de exclusión. Por ejemplo, una persona que pierde su empleo, si luego sufre una ruptura familiar, puede caer en la trampa de la exclusión. Tengamos en cuenta que la exclusión social no es sólo privación económica, sino también destrucción de redes sociales, especialmente las vinculadas a la familia, y en España, la desestructuración familiar ha aumentado mucho. 

Muchos se sorprenderán al escuchar que se pueda caer en la exclusión tan fácilmente, incluso viniendo de una familia acomodada

Así es. Toda persona tiene cinco “activos sociales”: relaciones, dinero, bienes, derechos y sus propias capacidades personales. Si te fallan al menos dos de estos activos, puedes caer en la exclusión. 

– ¿Cómo es posible que tengamos tantos niños en esa situación? 

Hay un tercio de niños en España que ha pasado de un modelo latino de infancia -muy comunitarizado- a un modelo más neoliberal. Un 27% de los niños sufre soledad, sobre todo entre las familias inmigrantes. Por desgracia, el devenir de la familia es el primer elemento que está incidiendo en la pobreza infantil. 

– Usted ha elaborado uno de los capítulos sobre “capital social y capital simbólico”. ¿Qué significan estos conceptos?

Se trata de la importancia de las relaciones y de los valores y creencias de la gente. El capital simbólico está formado por nuestra identidad, creencias y valores. El capital social son los vínculos personales, los grupos a que se pertenece y el asociacionismo. Muchas personas caen en la exclusión porque se les rompen sus redes sociales: la familia se rompe, los vecinos no se conocen ni se ayudan entre ellos, los amigos no funcionan… Los pobres se asocian menos, tienen más conflictos con sus vecinos y tienen peores relaciones. En los barrios pobres, aparte del asociacionismo religioso, la gente no se organiza para defenderse, y al final no están sólo excluidos económicamente, sino también social y políticamente. Sin una sociedad civil fuerte con comunidades sólidas y un sentido de la vida consistente que genere solidaridad, no hay desarrollo social. Sin solidaridad de sentido, no hay sentido de solidaridad.

– ¿Qué falla en la sociedad española para que ocurra esto?

Falla nuestro modelo económico, que es neoliberal, no genera cohesión social y reparte desigualmente los beneficios. Este modelo ha crecido a base de trabajadores precarizados y no ha creado riqueza, sino especulación financiera. Falla también la educación. Un 35% de absentismo escolar es muy grave. El primer fracaso que sufre una persona es el escolar. Nuestro sistema no está formando personas emprendedoras que sepan trabajar en equipo, y eso les hace llegar más dependientes al mercado laboral. 

– Un mercado laboral que parece muy poco atractivo.

Así es, y no sólo porque la precariedad del trabajo en España esté en un nivel demasiado alto, sino también porque ha caído la ética del trabajo, y esto hace que la gente se desmoralice. Si las personas no están orgullosas del trabajo que realizan, ¿qué es lo que van a transmitir a sus hijos? Al final, el hacer un buen trabajo y pertenecer a una empresa que forma una comunidad laboral son elementos cruciales de la solidaridad social. Si neo- liberalizamos las empresas, corroemos la cohesión y la socialización de las generaciones nuevas.

– ¿Cómo está la protección social en España?

Si la comparamos con otros países europeos, vemos que dedicamos menos dinero y de forma menos eficaz. Además, todo se quiere arreglar a base de acuerdos tripartitos entre patronal, gobierno y sindicatos, no se reconoce el papel que tiene que cumplir el Tercer Sector social, y esto perjudica a la clase más pobre. Tampoco hay un reconocimiento del mundo religioso en la acción social, que es muy importante. Hay que avanzar hacia una nueva alianza entre los agentes implicados en la acción social.

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