“Otra vez miles de muertos y poblaciones obligadas al éxodo”

Los obispos congoleños condenan la guerra que ha vuelto a estallar en la región del Kivu Norte

(José Carlos Rodríguez) Por tercera vez en 12 años ha estallado la guerra en el este de la República Democrática del Congo. “Otra vez miles de muertos, poblaciones obligadas al éxodo en condiciones infrahumanas, secuestro y reclutamiento forzoso de niños por los grupos armados…

¿Hasta cuándo nuestra tierra debe seguir regada con la sangre de sus hijos e hijas?”. Con estas palabras, los obispos de este país condenan la reanudación de las hostilidades en la región del Kivu Norte. Desde el mes pasado, 200.000 personas han huido de sus hogares, que se han añadido al millón de desplazados que ya existían en la ciudad de Goma y en sus alrededores. 

En su mensaje, la Conferencia Episcopal congoleña pone el dedo en la llaga al señalar su temor a que “estas guerras recurrentes se conviertan en un parapeto para ocultar el pillaje de los recursos naturales, ya que se lucha allí donde hay riqueza que se explota ilegalmente”. Los obispos denuncian también el que esta guerra sea “una manera velada de concretar el plan de balcanización del país por medio de la creación de ‘Estados enanos'”. Benedicto XVI ya hizo también un llamamiento para acabar con esta guerra en el Kivu Norte el pasado 12 de octubre, durante el rezo del Angelus en Roma.

La nueva oleada de violencia empezó a finales de agosto, cuando los rebeldes del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) del general Laurent Nkunda rompieron el acuerdo de paz firmado en enero. Nkunda, tutsi congoleño ex miembro del ejército de Ruanda, dijo que no desarmaría a sus tropas, alegando que los hutus ruandeses armados de la región son una amenaza para los tutsis congoleños, conocidos como banyamulenge. Aunque en septiembre las tropas gubernamentales consiguieron -con ayuda de los soldados de la fuerza de paz de la MONUC- expulsar al CNDP de sus posiciones en la ciudad de Sake, 25 kilómetros al norte de Goma, la semana pasada los rebeldes se reorganizaron y capturaron, entre otros enclaves, la localidad de Rumangabo, causando numerosos muertos. Nkunda -que sabe presentarse muy bien ante los medios de comunicación internacionales- ha hecho un llamamiento para extender su guerra a todo el Congo.

El este del país ha sido escenario de dos guerras entre 1996 y 2002. En la segunda llegaron a intervenir hasta siete países africanos en lo que degeneró en un auténtico saqueo de las abundantes riquezas minerales de esta región, sobre todo oro, diamantes y el preciado coltán. Cuatro millones de personas murieron durante este período. En 2002 terminó la guerra -de forma oficial- con los acuerdos de paz firmados en Sudáfrica. Este ambiente de relativa calma permitió la celebración de elecciones presidenciales en 2006, en las que fue elegido el actual presidente, Joseph Kabila.

Pero el año pasado la situación se deterioró con rapidez en el Kivu. Muchos acusan al gobierno de Paul Kagame, en Ruanda, de apoyar militar y logísticamente a Nkunda, acusaciones que el gobierno ruandés ha negado siempre pero que no han sido investigados por ningún organismo independiente, entre otras cosas porque Ruanda cuenta con el apoyo de EE.UU., Inglaterra y Alemania. Los obispos del Congo recuerdan que, “más allá de las condenas, la comunidad internacional tendría los medios para obligar a las bandas armadas a respetar los compromisos de paz que han suscrito”.

Los rebeldes del CNDP no son los únicos que hacen la vida imposible a la población. Al norte, desde hace poco más de un mes, son constantes los ataques, matanzas y secuestros de niños por parte del ugandés Ejército de Resistencia del Señor (LRA, en inglés). Además de incendiar la misión católica de Duru, han provocado el desplazamiento de miles de personas, que hasta la fecha no reciben asistencia humanitaria debido a la inseguridad reinante.

TRISTE ANIVERSARIO

El 29 de octubre se cumplían 12 años de la toma de Bukavu, capital del Kivu Sur, por parte de la Alianza de las Fuerzas Democráticas de Liberación, y la masacre de diversas personalidades de la provincia. Entre ellas, fue asesinado Christophe Munzihirwa, arzobispo de Bukavu y uno de los primeros defensores de los derechos del hombre en la región. Para rememorar su figura y también para pedir el fin de la violencia en el Kivu, los representantes de la sociedad civil del Kivu Sur convocaba, ese día 29, una manifestación pacífica. 

En el nº 2.634 de Vida Nueva.

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