Pardo toma posesión de la sede de Girona

El nuevo obispo se propone desarrollar su ministerio escuchando a la diócesis

(Jordi Llisterri– Girona) El domingo día 19 fue ordenado obispo y tomó posesión como nuevo titular de la diócesis de Girona Francesc Pardo. La amplia nave gótica de la catedral no pudo acoger a las más de 2.000 personas que se sumaron a la celebración. En su primera intervención como obispo de esa diócesis catalana, Pardo renunció a presentar “propuestas y programas pastorales”. Dijo que llegará su tiempo “escuchando y reflexionando con los consejos diocesanos, los arciprestes y los sacerdotes, los delegados y su equipo de colaboradores”.

Fueron sus palabras al final de la ceremonia tras bajar del presbiterio, bendecir a los fieles e, improvisadamente, salir a la calle para bendecir a quienes no habían podido entrar. Eran una representación de todas las comunidades que le han acompañado en su vida sacerdotal y las que quiso dedicar una larga lista de agradecimientos: sus orígenes parroquiales y su familia en la comarca del Penedés, en la que nació en 1946; su formación en la Facultad de Teología de Cataluña; su larga vinculación en las parroquias del Vallés y a los grupos de Acción Católica o al Centro de Estudios Pastorales de las Diócesis Catalanas, que presidió de 1993 a 2006: “Me han retornado el ciento por uno”. El agradecimiento lo extendió a sus antecesores en Girona (los dos eméritos, Jaume Camprodon y Carles Soler Perdigó) y a todos los que fueron sus obispos en Barcelona, desde don Marcelo González, hasta Josep Àngel Sáiz Meneses, su obispo en Terrassa desde la creación de la diócesis en 2004, y en la que era vicario general del pastoral. 

Levadura social

En su saludo, agradeció la presencia de las autoridades civiles, encabezadas por el vicepresidente del Gobierno catalán, Josep-Lluís Carod-Rovira, a quienes manifestó el convencimiento de que valoran la misión de la Iglesia en la acción social, pero también en el ámbito religioso “porque, poniendo a Jesucristo en el fundamento de la vida, contribuimos, como levadura, a la construcción del verdadero progreso de una sociedad más justa, libre y fraternal. No nos tengáis miedo”.

La ordenación estuvo presidida por el nuncio Manuel Monteiro, quien, como es habitual y bien recibido, pronunció el ritual en catalán. Pardo estuvo acompañado de los obispos ordenantes principales, el metropolitano Jaume Pujol de Tarragona, y el titular de Terrassa. Entre otros obispos, estuvieron el cardenal de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, su antecesor, el cardenal Ricard Maria Carles, el resto de obispos catalanes, y los de Huesca y de Jaca, Tarazona, el electo de Málaga y el de la vecina Perpiñá.

En el nº 2.633 de Vida Nueva.

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