Ayuda a los pobres, también en momentos de crisis económica

La Santa Sede recuerda a los países miembros de la ONU el compromiso adquirido con los objetivos del milenio

(Antonio Pelayo– Roma) La Santa Sede sigue siempre con interés el acontecer mundial y, como espejo del mismo, la actividad de la Organización de Naciones Unidas. No es que nutra demasiadas esperanzas en la ONU, pero le muestra siempre que puede su apoyo y le ofrece su colaboración.

En vísperas de la apertura en Nueva York de la 63ª sesión de la Asamblea General de la ONU, tuvo lugar un encuentro de oración al que se asoció el Vaticano con un mensaje del Santo Padre firmado por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado. En él -recordando su visita del pasado mes de mayo con motivo del 60º aniversario de la Declaración de Derechos Humanos- se exhortaba a “reapropiarse de la amplia visión moral y de los trascendentales principios de justicia contenidos en los documentos fundacionales de las Naciones Unidas” y, en consecuencia, a continuar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

El domingo 21 de septiembre, Benedicto XVI acudió a la cercana localidad de Albano Laziale para consagrar el nuevo altar de la catedral. De vuelta en Castelgandolfo, después del rezo del Angelus, el Papa recordó que el 25 de septiembre iba a celebrarse en el Palacio de Cristal neoyorquino un encuentro de Alto Nivel para verificar el cumplimiento de los Objetivos establecidos el 8 de septiembre del año 2000 en la llamada Declaración del Milenio: “Con esta ocasión quiero renovar la invitación a que se tomen y apliquen con valentía las medidas necesarias para erradicar la extrema pobreza, el hambre, la ignorancia y la plaga de las epidemias que golpean sobre todo a los más vulnerables. Un compromiso de este género, aunque exija en estos momentos de dificultades económicas especiales sacrificios, no dejará de producir importantes beneficios al desarrollo de las naciones que necesitan la ayuda exterior y a la paz y al bienestar de todo el planeta”.

El Papa tuvo, al menos, la satisfacción de comprobar que en sus discursos pronunciados durante la sesión inaugural de la Asamblea el martes 23 de septiembre, tanto el presidente de Brasil, Luis Inazio ‘Lula’ da Silva, como el norteamericano George W. Bush y el francés Nicolas Sarkozy, en nombre de su país y de la Unión Europea, que actualmente preside, retomaron estas preocupaciones y mostraron su absoluto acuerdo con ellas. Otra cosa serán las decisiones concretas que haya que tomar…

Ecos de Francia

Joseph Ratzinger y sus principales colaboradores están todavía admirados y satisfechos ante la unanimidad de la valoración que se ha hecho en todo el mundo de su viaje a Francia con ocasión del 150° aniversario de las Apariciones de la Virgen en Lourdes.

En la alocución que pronunció ante los millares de fieles que acudieron el 17 de septiembre al Aula Pablo VI para participar en la audiencia general, dijo, refiriéndose al discurso pronunciado en el Palacio del Elíseo: “La auténtica laicidad no es prescindir de la dimensión espiritual, sino reconocer que precisamente ésta es, en su raíz, la garantía de nuestra libertad y de la autonomía de las realidades terrenas gracias a los dictámenes de la Sabiduría creadora que la conciencia humana sabe acoger y poner en práctica”.

El 9 de octubre de 1958 moría en Castelgandolfo el papa Pío XII. Para celebrar este cincuentenario, la fundación norteamericana Pave the way (‘Abre el camino’) organizó un simposio sobre la actitud de Eugenio Pacelli durante la Segunda Guerra Mundial y, en concreto, ante el holocausto del pueblo judío, la shoah. Hoy se puede llenar una amplia biblioteca con los libros escritos por historiadores de todas las tendencias sobre este tema, y la polémica no cesará pronto (la última y muy interesante aportación es el libro del profesor Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, titulado El invierno más largo, sobre los meses de la ocupación alemana de Roma, entre septiembre de 1943 y junio de 1944).

Del Congreso, organizado por el judío norteamericano Gary Krupp, no ha trascendido gran cosa, pero ha causado cierta impresión el discurso pronunciado por Benedicto XVI a sus participantes, al recibirles en audiencia el 18 de septiembre en la Sala de los Suizos del Palacio Apostólico. “Cuando uno se acerca -les dijo- sin prejuicios ideológicos a la noble figura de este papa, además de ser impresionados por su alto perfil humano y espiritual, se deja uno conquistar por la ejemplaridad de su vida y la extraordinaria riqueza de sus enseñanzas”.

La actitud de Pío XII

“Gracias a un vasto material documental, recogido por vosotros -dijo Benedicto XVI refiriéndose a la cuestión judía- y presentado en este simposio, es posible conocer mejor y más completamente lo que Pío XII promovió e hizo en favor de los judíos perseguidos por los regímenes nazi y fascista. Se sabe ahora que no escatimó esfuerzos, allí donde fuera posible, para intervenir directamente o a través de instrucciones dadas a individuos particulares y a instituciones de la Iglesia en su favor. En los trabajos de vuestro convenio se han puesto en evidencia no pocas intervenciones suyas realizadas de modo secreto y silencioso justamente porque, teniendo en cuenta las concretas situaciones de aquel complejo momento histórico, sólo de esa manera era posible evitar lo peor y salvar el mayor número de judíos. Esta valiente y paternal entrega suya ha sido reconocida y apreciada durante y después del tremendo conflicto mundial por la comunidad y personalidades judías que no dejaron de manifestar su gratitud por todo lo que el papa había hecho en su favor”. Alguien ha querido deducir de estas palabras la decisión de “acelerar” la beatificación de Pío XII, pero ésa es otra cuestión.

Ya es conocida la disponibilidad viajera del cardenal Tarcisio Bertone, quien, apenas regresado a Roma después del viaje a Francia, inició una visita de cuatro días a Croacia con ocasión del 10° aniversario de la beatificación del cardenal arzobispo de Zagreb Alojzije Stepinac. El primer encuentro con el catolicismo de la nación balcánica tuvo lugar el 18 de septiembre en la antiquísima catedral de Split, visitada hace diez años por el papa Wojtyla, el cual en esta ciudad de la costa dálmata mantuvo un histórico encuentro con los jóvenes.

Fue, naturalmente, Zagreb el centro de la visita, y en la capital del pequeño Estado mantuvo un importante encuentro con el Episcopado, reunido en torno al cardenal Josip Bozanic y al presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Marin Srakic, obispo de Dakovo y Srijem. En el discurso que les dirigió el secretario de Estado, éste manifestó el apoyo de la Santa Sede al deseo de Croacia de formar parte de la Unión Europea: “A la Europa del tercer milenio vuestro país está llamado a aportar la contribución de la propia tradición humana y cristiana, subrayando la importancia para el futuro común de las raíces espirituales que han marcado la historia de todos los pueblos de nuestro continente”.

Con un comunicado emitido a través de su Conferencia Episcopal, los obispos subrayaban “su compromiso en favor de tal integración, unido a la necesaria salvaguardia de la identidad y del patrimonio religioso, cultural y moral tan querido del pueblo croata”.

Reafirmando -dice en otro pasaje el comunicado- que emanar leyes del Estado es una competencia del Gobierno y del Parlamento, el cardenal Bertone ha hecho notar claramente que los obispos pueden expresar su parecer, incluso con el objetivo de corregir o mejorar las leyes”. Palabras que, sin duda, no se aplican sólo a Croacia.

AUDIENCIA CON LOS DUQUES DE PALMA

El viernes 19 de septiembre, Benedicto XVI recibió en audiencia privada, en la residencia de Castelgandolfo, a la infanta Cristina y a su marido, Iñaki Urdangarín, que se encontraban en Roma en visita privada de carácter familiar, junto con los padres de él (que celebraban sus bodas de oro) y sus seis hermanos. Todos ellos fueron saludados por el Pontífice en un encuentro de “gran cordialidad” al que también asistió el embajador cerca de la Santa Sede, Francisco Vázquez.

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