Silos, un gran tebeo de piedra

El Monasterio acoge una muestra de 60 Biblias en formato cómic

(Juan Carlos Rodríguez) Silos es un inmenso cómic de piedra. Todo el Románico lo es: tebeo medieval tallado en capiteles, claustros, como el silense, con relieves de La anunciación a María y El árbol de Jessé, creados como modernas viñetas en las que crecen grifos, leones, arpías, centauros, aves fabulosas y toda clase de elementos vegetales. 

No podía ser de otra manera que el Monasterio de Silos fuera morada de una exposición única que acoge 60 biblias trasladadas al cómic, en este caso, en papel, entre ellas la creada por M. C. Gaines, el dibujante de Superman, en su famosa serie Picture stories from the Bible; la de Kirby, o la llamada Biblia Manga, más moderna, con la que en 1999 Ajinbayo Akinsiku convirtió a Cristo en un superhéroe y en un best seller de la viñeta, con 30.000 ejemplares vendidos en Gran Bretaña.

Cómics que, como los pasajes bíblicos que servían a los monjes como oración y reflexión, tratan de trasladar esta misma visión a los espectadores. “Todas son interpretaciones visuales del libro de libros, traslaciones visuales de la Palabra Sagrada, aquélla que satisfizo las exigencias de narratividad de la cultura occidental durante siglos”, según palabras de Manuel Segade, comisario y programador de exposiciones en el Centro Gallego de Arte Contemporáneo.

El dibujante Francesc Ruiz (Barcelona, 1971) las ha compilado, y a la vez, ha dibujado un catálogo que, en realidad, retrata La visita guiada -ése es el título- a la exposición y al Monasterio. “Mi idea era reproducir lo que sucede con la Biblia que está en la planta superior, la de Gaines, y llevarla a formato de cómic. Por eso he copiado su estilo, y he introducido, además, un relato paralelo con los conflictos diarios que los visitantes tienen en el encuentro con el arte religioso y con el claustro románico”, explica Ruiz, que no sólo traspasa a su book el estilo de Gaines, sino también el de Marvel, Kirby o manga. Tres días permaneció recluido en el Monasterio para recibir, según afirmó, la inspiración de un “sitio perfecto y tan potente” y observar a los visitantes. Ruiz narra en su cómic, al que dedicó “todo un mes, las 24 horas del día”, cómo el público se mueve por las dependencias del Museo.

El director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, asume que, como los capiteles del claustro, la muestra pretende “enseñar a los que no saben” y “mostrar aspectos que sean motivo de discusión para los monjes y los espectadores”, como, precisamente, la atención a los visitantes de Silos o la disposición con la que éstos llegan al Museo, según denuncia el propio cómic de Francesc Ruiz. El guía que aparece en el relato explica a un grupo de visitantes las diferentes biblias que están en la vitrina de la sala centrándose en el estilo más que en los aspectos religiosos, es decir, reproduce lo que, presumiblemente, el espectador hará cuando vaya a ver la exposición. La visita guiada propone, por tanto, un relato desde dentro, donde la propia experiencia del dibujante forma parte de la narrativa misma. “La experiencia se dobla sobre sí misma: la mismidad de la relación entre el arte y la vida. Porque, ante todo, Francesc Ruiz es un narrador”, según Segade.

Las biblias, abiertas de par en par, están situadas a la altura de los ojos, con las distintas páginas del cómic creado por Francesc Ruiz intercalándose entre ellas. “El acceso a la palabra a través del cómic es el de una traducción, un acceso desde la cultura popular al texto seminal de la cultura judeocristiana que se ha expandido de muy diversas maneras por todo el mundo”, añade Segade, que ha escrito el texto del catálogo. De ahí, según el abad de Silos, Clemente Serna, la multiplicidad de idiomas -del japonés al coreano, del inglés al alemán- y, por supuesto, la diversidad de estilos que la muestra representa. “Son lenguajes estándar de la baja cultura, como los del estadounidense Kirby o la editorial Marvel, el manga japonés o el manhwa coreano, heredados. Pero Francesc Ruiz mete el toque personal: su propia voz, que va contando la historia de la exposición y de Silos”, señala Borja-Villel, quien anunció que intentará que la muestra “marque un hito” en las intervenciones en Silos, que “no puede incluir obras que se pueden mostrar en un museo, sino que debe albergar cosas específicas, únicas y especiales para el artista y para el Monasterio”. Ésta es, de hecho, la vigesimocuarta de las exposiciones que organizan el Centro de Arte Reina Sofía, la Cámara de Comercio de Burgos y la Abadía benedictina en las dependencias de Silos.

Aficionado al cómic como lector, Francesc Ruiz lo utiliza como medio de expresión y lo saca de su contexto de exhibición tradicional para presentarlo en un contexto artístico, buscando más su poder metafórico que su capacidad narrativa, a la que tampoco renuncia. Entre sus exposiciones individuales destacan Bcn Eye Trip (Galería Estrany de la Mota, 2008), Game Over Expanded (Maribel López Gallery, Berlín, 2007), La Cosa y la Memoria de la Cosa (Fundación Luis Seoane, 2006), Kiosk Downtown (Centro de Arte Santa Mónica, 2005), Soy Sauce (Espai 13-Fundación Miró de Barcelona, 2003), o Ésta es mi playa (Museo de Arte de Sabadell, 2002). Su obra forma parte de diferentes colecciones, como la de la Comunidad de Madrid, el CCCB, o los Fondos Municipales de Arte de París, entre muchas otras.

La Fundación Silos crecerá en octubre

La Fundación Silos se amplía. Las obras de rehabilitación del convento de San Francisco, justo enfrente del Monasterio de Santo Domingo de Silos, estarán concluidas después del verano y éste se inaugurará en octubre. El cenobio se convertirá, según el abad, Clemente Serna, en un “foro de pensamiento” donde “personas de toda raza, cultura y lengua y credos puedan dialogar sobre valores humanos”, porque “vivimos en una sociedad en la que todos gritan, todos hablan, todos proponen, pero nadie o casi nadie escucha”. Será un centro de debate y reflexión para analizar “las inquietudes de la sociedad global desde diversos puntos de vista”.

El convento de San Francisco, desacralizado tras las desamortizaciones del siglo XIX, albergará una exposición permanente virtual “muy didáctica” sobre la historia del monacato, desde su origen en Oriente hasta la actualidad, cuyo comisario será el secretario de la Fundación Silos y director del proyecto museístico, Juan Carlos Elorza. La idea es que el visitante pueda recorrer las dependencias y el claustro de un verdadero monasterio medieval aprovechando el convento real y las posibilidades de las tecnologías multimedia. La muestra también incluirá una presentación del monacato oriental budista, hinduista y sintoísta. El abad reconoció que “resulta complicado para muchas personas entender algo que tenemos en común todos los monjes, sea cual sea nuestra religión, porque dejamos todo aparentemente a cambio de nada, aunque la clave está en que intentamos ser nosotros mismos”.

Junto al “centro de reflexión, debate y conocimiento”, eso es, espacios para conferencias, seminarios o reuniones, en San Francisco se instalará la sede de la Fundación Silos, así como una hospedería mixta.

La inversión asciende a tres millones de euros, la mitad aportada por la Fundación Silos y la otra mitad por la Junta de Castilla y León. A esta cantidad se suman otros 1,5 millones destinados a la muestra permanente sobre el monacato, en la que no habrá ninguna pieza, ya que será por completo escenario de nuevas tecnologías.

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