Un español en un puesto clave

La designación del Padre Ladaria como secretario de Doctrina de la Fe ha sido decisión personal del Papa

(A. Pelayo– Roma) El miércoles 9 de julio, el bolletino de la Sala de Prensa de la Santa Sede publicaba dos noticias que afectan a puestos importantes en el organigrama de la Curia romana. La primera -ya anunciada hace algún tiempo-, la aceptación del Papa de la renuncia del cardenal José Saraiva Martins, por razones de edad, a su cargo de prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en el que le sucede monseñor Angelo Amato, hasta ahora secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Desde hace meses esta “operación” era considerada por todos los observadores como segura.

Se hacía a la vez público el nombramiento del jesuita español Luis Francisco Ladaria Ferrer, profesor de Teología Dogmática en la Universidad Gregoriana y secretario general de la Comisión Teológica Internacional, como secretario de la Congregación, elevándole a la dignidad de arzobispo de la sede titular de Tibica. La sorpresa, en este segundo caso, ha sido total de puertas para afuera -es decir, entre los habitualmente “enterados” que tanto se agitan-, aunque desde hace algún tiempo en altas esferas de la Compañía de Jesús y de la Universidad Gregoriana, a ellos confiada, se barajaba la posibilidad de que quien había sido su vicerrector entre 1986 y 1994 ocupase el segundo puesto de la primera de todas las congregaciones de la Curia.

Este nombramiento es importante por diversos motivos. Es una designación personalmente decidida por Benedicto XVI, que conoce y aprecia al P. Ladaria desde hace muchos años. Fue él quien le nombró consultor de la Congregación en 1995, y, tres años antes, miembro de la Comisión Teológica Internacional, de la que formó parte entre 1992 y 1997. Cuando en 2004 hubo que buscar un secretario de este organismo (en sustitución del dominico suizo cardenal Georges Marie Cottier, también teólogo de la Casa Pontificia), Ratzinger propuso a Ladaria, y Karol Wojtyla no puso objeción alguna.

En segundo lugar, para el prefecto de la Congregación, cardenal William J. Levada, es también una noticia bienvenida, puesto que era bastante notorio que entre él y monseñor Amato el mutuo entendimiento no era total y que habían surgido entre ellos algunas tensiones que, en su día, fortalecieron el rumor de que el purpurado norteamericano deseaba volver a los Estados Unidos. Con el P. Ladaria la situación interna mejorará.

Madurez teológica

Éste, por su parte, llega a la Secretaría de la Congregación con una preparación de primer orden y una madurez teológica demostrada en largos años de magisterio teológico, con numerosas publica­ciones y con una capacidad de “gestión” de delicados asuntos doctrinales, manifestada de modo especial desde su responsabilidad como secretario de la Comisión Teológica Internacional, que es un organismo no demasiado fácil de maniobrar. Nacido en Manacor (Mallorca) hace 64 años, entró en la Compañía de Jesús tras licenciarse en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid.

La Filosofía y la Teología las cursó en la Universidad Pontificia Comillas y en la Philosophisch-Theologische Hochschule Sankt Georgen de los jesuitas en Frankfurt. En 1995 consiguió el doctorado en Teología e inició la docencia universitaria, primero en Comillas Madrid, y desde 1984 en la Gregoriana de Roma como profesor ordinario de Teología Dogmática. Como otros teólogos -por ejemplo, el fallecido monseñor Romero Pose-, Ladaria puede ser considerado discípulo aventajado del P. Orbe, el jesuita y gran patrólogo que le introdujo en el conocimiento, entre otros, de san Hilario de Poitiers y san Ireneo.

Ladaria es autor de numerosas obras, entre otras: Introducción a la Antropología Teológica, Antropología Teológica, El Dios vivo y verdadero, Cristología o Teología del Pecado Original y de la Gracia, algunas de las cuales han alcanzado numerosas ediciones. Dotado de grandes dotes pedagógicas, sus alumnos recuerdan la claridad de sus exposiciones (“profundo teólogo con luz mediterránea”, le ha definido alguno) y su disponibilidad para el acompañamiento en la investigación. También se ha destacado su serenidad, no es teólogo amigo de aventuras, pero tampoco retraído en la innovación investigadora. De hecho, parece que, de momento, no abandonará del todo su función docente.

Finalmente, el nombramiento del P. Ladaria es un alivio para la escasa presencia de españoles en los niveles altos del gobierno de la Iglesia universal. Nuestra Iglesia y nuestros teólogos (con algunos le une una estrecha amistad) tienen un interlocutor muy cualificado en un puesto clave de este pontificado. Será consagrado obispo por el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, el 26 de julio próximo.

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