La Iglesia de Guatemala clama por sus migrantes

La Pastoral de Movilidad denuncia en un comunicado su dramática situación

(Pablo Romo Cedano– México DF) Ante “las acciones y decisiones recientes tomadas por la Comunidad Europea y por los Estados Unidos de América contra los inmigrantes”, la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal de Guatemala ha emitido un comunicado en el que manifiesta su “pesar y preocupación” y defiende los derechos de tantos compatriotas obligados a abandonar el país.

Bajo el título La dramática situación de los migrantes, “en estos momentos tan difíciles para los migrantes y sus familiares”, los obispos guatemaltecos piden a a Dios “que ilumine las mentes y corazones de los gobernantes que han tomado posturas insolidarias para que brinden un trato humano y digno a los migrantes”. Por eso, en primer lugar, expresan su “solidaridad, apoyo moral y espiritual a todos aquellos migrantes que sufren las persecuciones, redadas y deportaciones en los Estados Unidos”, así como a “quienes con desesperanza están a las puertas de sufrir leyes y políticas xenófobas y violatorias de los Derechos Humanos Fundamentales en la Unión Europea”.

Las políticas económicas de Guatemala de las últimas décadas han provocado la salida de miles de ciudadanos al año, para los que la Iglesia reclama un trato digno, porque “las actitudes de hostilidad y persecución no solucionan en nada la problemática migratoria, son acciones contraproducentes e inhumanas”. En opinión de los prelados, es indispensable que “haya medidas gubernamentales para la reinserción de los trabajadores deportados y un programa verdadero de recepción, atención e integración social y laboral de los guatemaltecos deportados” [hasta el 27 de junio, 12.429 desde los Estados Unidos en lo que va de año].

Contra la Directiva de la UE

El texto, fechado el 3 de julio y firmado por el responsable del citado departamento episcopal y obispo de San Marcos, Álvaro Ramazzini, denuncia también la Directiva de Retorno de la Unión Europea (UE), una iniciativa “excesivamente restrictiva” y que “no ofrece garantías suficientes para el respeto de los Derechos Humanos de los migrantes”. Por ello, el Episcopado llama a los países de la UE, a los Estados Unidos y a México para “que actúen solidariamente sin perjuicio de los migrantes que motivados por razones extremas (pobreza, desempleo, inseguridad, ­desastres naturales, guerra, entre otras) han salido de sus propias naciones para sobrevivir y salvaguardar su integridad física”.

Los obispos concluyen apelando a la reflexión sobre las medidas adoptadas y a que los países implicados reconsideren sus decisiones en materia de inmigración.

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