Los obispos de Ecuador piden proteger la vida

Varios artículos de la Constituyente perfilan una Carta Magna “abortista”

(J. L. Celada) Con sentimientos de “honda preocupación y ansiedad” han conocido muchos ecuatorianos los artículos aprobados el 24 de junio por la Asamblea Constituyente, sobre todo el que determina que “toda persona tiene derecho a decidir cuándo y cuántos hijos/as tener” (art. 8). Así lo pone de manifiesto un comunicado difundido por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana tres días más tarde, advirtiendo que “tal derecho se ofrece como ilimitado y absoluto, sin la cláusula condicionante del respeto a los derechos establecidos en otros artículos, según la fórmula repetidas veces empleada en este capítulo”.

Por ello, en opinión de los prelados, “cualquiera puede entender que se eleva a derecho la posible decisión de abortar, tomada en cualquier momento del embarazo”, con el consiguiente peligro de que “el padre o la madre de la criatura no nacida, con su derecho a decidir cuándo quieren tener un hijo, podrían optar por no tenerlo en la víspera del parto”. El mensaje recuerda que “la genérica inviolabilidad de la vida, establecida en el artículo primero, deja paso al derecho absoluto de los progenitores, precisamente porque no ha determinado desde cuándo es inviolable la vida”, estableciendo de este modo un “texto constitucional abortista”. Y es que, a su juicio, “se protegen muchos derechos, menos el derecho a vivir de los seres humanos que no han nacido todavía”. “Ha pasado a manos particulares, se ha privatizado, la protección del derecho a la vida”, lamentan los pastores.

Inhumanidad e indiferencia

Ante esta situación, la jerarquía católica apela “a la conciencia de los señores asambleístas” para que “no atropellen el sentido de amor a la vida que caracteriza a nuestra cultura y a nuestra forma de entender la sociedad y la ley”. De lo contrario, “todo el resto de la proyectada Constitución, así como el proyecto político del que forma parte, quedarían contaminados de inhumanidad, por la inadmisible indiferencia del Estado ante la muerte deliberada de inocentes”, denuncian los firmantes de la misiva.

Finalmente, la nota pide “al Señor de la vida” que no se llegue a la vigencia legal de dichos textos, e invoca “el buen sentido de todos para fomentar la cohesión social y no lesionar las aspiraciones de centenares de miles de ecuatorianos”.

Se da la circunstancia de que por las fechas en que la Asamblea Constituyente aprobaba los polémicos artículos, su presidente, Alberto Acosta, anunciaba su renuncia a la institución que encabeza y que deberá entregar una nueva Carta Magna para el país a finales de julio.

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