“Un obispo de todos y para todos”

Juan del Río, nuevo arzobispo castrense, anima a construir una sociedad fraterna

(Marina de Miguel) “Desde mi pobre condición humana, me he ‘gastado y desgastado’ por todos, he intentado ofrecer los dones que el Señor me ha dado, y lo único que siempre he buscado ha sido la Gloria de Dios, el bien y la salvación de mis hermanos”. Con estas palabras, Juan del Río Martín se despedía de la diócesis de Asidonia-Jerez -de la que fue obispo desde el año 2000- tras hacerse público, el pasado 30, su nombramiento por Benedicto XVI como arzobispo castrense. Nada más conocerse la noticia, vidanueva.es se hacía eco.

En la misiva que dirigió pocas horas después de dar la noticia en una comparecencia ante los medios de comunicación en la Casa de la Iglesia de Jerez de la Frontera, la cual estuvo precedida por una nota de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española (CEE), alabó la “visible comunión y cooperación” que le dispensaron los fieles y les pidió perdón “si involuntariamente he ofendido a alguien o he sido ‘piedra de escándalo'”.

A su vez, Del Río, que en la actualidad ocupa los cargos de obispo delegado de Medios de Comunicación y Nuevas Tecnologías de la Asamblea del Sur de España, así como la presidencia de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social, señaló que permanecerá como administrador apostólico de Asidonia-Jerez, con las facultades ordinarias de todo obispo residente, hasta la llegada del nuevo pastor.

Esa misma jornada también dirigió una carta a la familia castrense, en la que recordó el lema episcopal que tomó hace ocho años, cuando fue ordenado ­obispo: “Opus iustitiae pax -la paz obra de la justicia-“. “Quiero ser un obispo de todos y para todos, ‘un hermano entre los hermanos’, un servidor de la Palabra, de la Eucaristía y de la caridad”, indicó pidiendo que rogasen a Dios por él para que le conceda “la gracia de ser un ‘obispo bueno, sabio y santo’ según el corazón de Cristo”.

“Confío fuertemente en la asistencia del Espíritu Santo ¬prosiguió-, para que me haga instrumento de ayuda y consuelo hacia los más necesitados y alejados, a la vez que lleve una palabra de esperanza en las situaciones de dolor, en particular para las familias que han sufrido el zarpazo de la violencia y el terror en algún momento de sus vidas al servicio de España”.

El nuevo arzobispo castrense animó también a todos a “trabajar en comunión con la Iglesia universal y bajo la guía espiritual del Sucesor de Pedro”, ya que, según continuó, “de esta manera mostraremos en todo momento y lugar la belleza de la fe católica”.

“Todos estamos llamados a contribuir a que nuestra sociedad sea más humana, más fraterna; nosotros, los cristianos, lo hacemos desde la gracia del Evangelio de Jesucristo, que todo lo salva, lo redime y lo ennoblece”, apostilló.

El Arzobispado castrense permanecía vacante desde el 30 de septiembre de 2007, fecha en la que Francisco Pérez González se trasladó a la sede metropolitana de Pamplona y Tudela -fue nombrado para aquella sede en julio de ese año-. Durante este tiempo, ha estado al frente como ordinario castrense el sacerdote Ángel Cordero Cordero.

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