Hacer ciudades “más saludables” centradas en el ser humano

El obispo de Menorca llama a promover un desarrollo de vida sostenible

(Marina de Miguel) Como la misma literatura bíblica relata a su manera, “la relación hombre-naturaleza pasa a ser ‘conflictiva’ al producirse aquella separación que rompe la armonía original del hombre con Dios y la relación con sus semejantes, dejando ‘al desnudo’ el sentido mismo de la vida”. La creciente preocupación por el medio ambiente, concebida por los cristianos como “responsabilidad sobre la creación”, inspira la carta pastoral del obispo de Menorca, Joan Piris, Estilo de vida sostenible y primacía de las personas.

En el texto considera que “el primer ambiente del ser humano” son las relaciones que mantiene con sus iguales, por lo que aboga por una reflexión sobre la concepción de la persona, su esencia y destino. “En una sociedad tan sensible a lo ecológico como quiere ser la nuestra, me parece fundamental potenciar una visión en profundidad de la persona e intentar superar visiones pobres, reducidas o falsas que, como mucho, generarán relaciones ‘vacías’ (o violentas)”, apunta indicando que la conflictividad, relación casi siempre basada sobre el poder y la fuerza, hace de las ciudades “ambientes poco saludables”.

Junto a ello, la protección de la naturaleza y la búsqueda de un desarrollo sostenible, supone no cerrarse en el presente, sino “reconocer un pasado con valor para nosotros y, sobre todo, un futuro”.

“La experiencia enseña que cuando los seres se unen, se trascienden a sí mismos generando vida nueva”, prosigue Piris, que invita a darse a los demás, lo que para los cristianos se inspira en la “lógica de la donación de sí mismos para promover la vida en otros”, ley de vida inscrita en el universo que fue visible gracias al Crucificado-Cristo. A la luz de esta experiencia, las relaciones con los demás y el entorno serán entendidas como “relación entre diferentes llamados a la comunión” y, así, la visión de la persona será “menos violenta, más ‘reconciliada’ y fraterna o, al menos, más solidaria”.

Puesto que el hombre es “administrador responsable y no dueño” de la naturaleza, el obispo de Menorca recuerda que “cualquier modelo de desarrollo tiene que respetar la primacía del ser humano”, que nunca habrá de ser sacrificado en pro del mismo desarrollo o de las nuevas tecnologías, cuestión sobre la que, como recoge en la carta, alertó Benedicto XVI recientemente al puntualizar que “no es la ciencia lo que redime al hombre, sino el amor”.

“Sólo si el ser humano es el centro de nuestros intereses, habrá una verdadera atención al medio ambiente como ámbito único que permite realizarse a las personas, pero si hay desinterés por las personas, el aprecio al medio será más que discutible”, apostilla Piris, precisando que “hay que luchar abiertamente promoviendo una cultura y una organización social que haga que nuestras ciudades sean más “habitables”, y lo sean “para todos, no sólo para unos pocos”.

Actitud de pecado

En la misma línea, Antonio Ceballos, obispo de Cádiz y Ceuta, titula su carta pastoral Proteger el medio ambiente antes de que sea demasiado tarde: “La tendencia a la explotación indiscriminada de los recursos de la naturaleza y los abusos de los mismos, es fruto de una actitud de pecado en la que prevalece el ‘hacer’ y el ‘tener’ sobre el ‘ser'”.

En su misiva, rememora la exhortación que el Papa dirigió a los 500.000 jóvenes reunidos en el Santuario del Loreto (Italia), instándoles realizar “un compromiso fuerte para invertir las tendencias que amenazan con llevar a ‘situaciones de degradación inaccesibles’, por lo que es necesario tomar ‘decisiones valientes’ antes de que sea demasiado tarde”.

Ceballos se preocupa en su carta de una manera muy especial por la creciente escasez del agua y promueve un “uso racional y solidario” de este bien escaso e imprescindible que haga realidad que el derecho a acceder a ella se base “en la dignidad humana, y no en valoraciones económicas”.

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