El cristianismo y la lengua como origen de España

Antonio Meléndez reúne 52 obras maestras en ‘Del Ebro a iberia’,  en el Museo Camón Aznar de Zaragoza

(Juan Carlos Rodríguez) No era fácil, ni mucho menos, el reto que se había marcado el padre Antonio Meléndez, quien fuera comisario de ocho ediciones de Las Edades del Hombre: plantear una exposición artística de primerísimo nivel en la que se diera cuenta del origen de España, sustentado en una doble figura: el cristianismo y la lengua. Y lo ha conseguido. El resultado es Del Ebro a Iberia, que ha inaugurado las exposiciones temporales del renacido Museo Ibercaja Camón Aznar de Zaragoza (MICAZ).

Un relato nada displicente, sobre todo cuando se parte como guión de pinturas de El Bosco, Lucas Cranach, Juan de Flandes, Juan de Juanes, Berruguete, el Greco, Goya, Picasso, Miró, Dalí y Barceló, así como esculturas de Salzillo -de quien se puede admirar su belén Cortejo de los Reyes Magos– y Chillida.

“Es un relato sencillo y comprensible, tal y como del agua nace la vida, del Ebro nace España”, explica Meléndez, a la vez que afirma que el país y la exposición “se articulan desde dos puntos de vista: el cristianismo, con la aparición de la Virgen a Santiago a orillas del Ebro, y el idioma, aguas arriba del río, en el Monasterio de San Millán, con los primeros textos en castellano”. Y ésa es la línea argumental de una muestra que integra 52 piezas extraordinarias, entre pintura, escultura, orfebrería, documentos e incunables; y, por supuesto, iberas, romanas y árabes, tablas románicas y beatos de San Millán de la Cogolla: “Son una multitud de piezas tan difíciles de conseguir y que los visitantes podrán ver sin obstáculos, para que su belleza les erice el vello y les toque los corazones. Abrid bien los ojos porque la belleza se amontona por momentos”, dijo Menéndez en su presentación.

Prólogo histórico

La exposición inicia su recorrido con una tabla pintada del siglo XVI, en la que aparecen el Pilar y el Ebro, y dos tallas del XVIII y el XIV en las que se representan a la Virgen y al apóstol Santiago. A ese primer conjunto se suma un libro de aritmética de Juan de Andrés, impreso en Zaragoza en 1515. El libro está ilustrado con la Aparición del Pilar, en la que están presentes los Reyes Católicos. Este pórtico concebido por Meléndez conduce al visitante al arraigo de las culturas ibera, romana y árabe en la Península, prólogo histórico antes de penetrar en el desarrollo del cristianismo y el castellano: la edición facsimilar del código latino Aemilianensis 60, que se conserva en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, en Madrid, aunque procedente del Monasterio de San Millán de la Cogolla. Junto a ello, se exhibe la escultura de san Millán en alabastro oscuro, del s. XIV, y la arqueta que contiene las reliquias de san Felices, maestro de san Millán, decorada con placas de marfil del siglo XI, una de las más importantes joyas que se muestran en la exposición aunque se han sacado las reliquias del santo y ha sido desacralizada para la ocasión.

Hay un área dedicada al Románico y al Gótico y otra al Renacimiento y el Barroco, completísimas. El Bosco, El Greco, Velázquez, Alonso Cano, Ribera, Zurbarán, Murillo, Gregorio Fernández… Hasta alcanzar el siglo XIX, momento en que “todo se tambalea”. Esta parte de la exposición, a modo de paréntesis, Meléndez la ha catalogado como Ruptura, reflejo de la secularización, el romanticismo y los nacionalismos que cambiaron el mundo, protagonizada por Goya y cerrada por Sorolla. En el punto final está un siglo XX sin dogmas y pleno de vanguardias: El pintor en el trabajo, de Picasso; L’Horta des Llaner y el dibujo Estudio para ‘noia cosint’, de Dalí; Oiseaux dans l’espace, de Miró; Curato, de Antonio Saura, Óxido G-80, de Chillida, y el grabado-aguafuerte Daga, de Tápies. Y en el colofón una obra de Miquel Barceló, Toros, que representa una plaza desde el aire y que el comisario identifica con un espejo en el que el espectador se mira tras ver la exposición para propiciar una reflexión sobre la identidad propia y la colectiva. El espíritu mismo que contagia Meléndez.

La muestra forma parte del proyecto Ibernostrum, puesto en marcha por Ibercaja para contribuir a realzar el hito de la Exposición Zaragoza 2008. Este proyecto arrancó el pasado 30 de abril con la reapertura, completamente renovado, del Museo Ibercaja Camón Aznar, el segundo del mundo en obras de Goya expuestas y que ya ha sido visitado por 12.000 personas en un solo mes. Asimismo, el pasado día 22 de mayo se abría Del futuro al pasado, obras maestras del arte contemporáneo, en la sala de Ibercaja Patio de la Infanta, con 65 piezas extraordinarias de autores como Picasso, Chagall, Braque, Giacometti, Miró, Saura o Serrano. Y esta semana se abre en la Lonja Aragón y Zaragoza, Encrucijada de culturas.

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