Cada vez hay menos libertad para los cristianos en Argelia

Las autoridades acusan a los protestantes de “proselitismo” y vigilan muy de cerca a las comunidades

(María Gómez) El martes 3 de junio se conocía una de las resoluciones judiciales más esperadas de las últimas semanas en Argelia: seis jóvenes eran juzgados por el Tribunal Correccional de Tiaret (en el suroeste del país) por “práctica ilegal de un culto no musulmán”, después de que fueran arrestados por la Policía al salir de la casa de uno de ellos, donde supuestamente acababan de celebrar una misa sin la autorización correspondiente.

Cuatro de los chicos, que confesaron haberse convertido al cristianismo (en concreto son evangélicos), han sido condenados a diferentes penas: uno, a seis meses de cárcel con prórroga y una multa de 2.000 euros, y los otros tres, a dos meses de prisión con prórroga y multa de 1.000 euros cada uno. Los otros dos jóvenes, que durante el juicio negaron ser conversos, han sido liberados.

Éste caso, entre otros, ha vuelto a poner de manifiesto la falta de libertad religiosa en Argelia, país donde el 98% de la población es musulmana y donde rige para todas las religiones una controvertida ley, de febrero de 2006, según la cual los lugares de culto y los predicadores deben tener el visto bueno del Ministerio de Asuntos Religiosos. Pero la represión parece estar incrementándose.

La prensa ha recogido ampliamente el caso de Habiba Koudier, una educadora convertida al cristianismo que el 29 de marzo fue arrestada en un autobús por portar varios ejemplares de la Biblia (unos 10 según la Iglesia protestante de Argelia, unos 25 según el Ministerio de Asuntos Religiosos), acusada de “prédica de un culto no musulmán sin autorización”. El fiscal pedía para ella tres años de prisión, pero el Tribunal de Tiaret ha solicitado “complementar” la instrucción del caso. La decisión ha sido bien recibida por la Liga Argelina de los Derechos Humanos, que recordó que en la ley “no hay ningún texto que sancione a una persona que posea un libro sagrado, la Biblia, el Corán o cualquier otro”.

Cierre de templos

Quienes más sufren la persecución son los miembros de la Iglesia protestante de Argelia, unos 50.000, según sus cifras. En lo que va de año se han clausurado 27 templos evangélicos, aduciendo que no se ajustan a la ley de 2006, y las autoridades llevan meses criticando la “campaña de evangelización” que están llevando a cabo estas comunidades. Una ‘campaña’ de la que excluyen a la Iglesia católica. No obstante, también Henri Teissier, arzobispo emérito de Argel, se ha alegrado de la ‘pausa’ en el proceso contra Kouider y ha deseado su liberación. En declaraciones al diario El Khabar, Teissier confirmó que la Iglesia católica no había sido implicada en actividades de evangelización.

El Alto Consejo Islámico reitera que Argelia no es “hostil” contra los cristianos, pero denuncia las “actividades clandestinas” de los protestantes. Mientras, el ministro de Asuntos Religiosos considera que los evangélicos están “fuera de la ley” y que quieren constituir “una minoría para favorecer la injerencia extranjera en los asuntos interiores” de Argelia. Frente a esto, la Federación protestante de Francia se pregunta “por las motivaciones rea­les que llevan a los representantes de los poderes públicos a desacreditar así a sus propios ciudadanos”.

El 18 de junio, el Tribunal de Tissemsilt se pronunciará sobre otros dos argelinos conversos que fueron condenados en noviembre de 2007 también por ejercicio ilegal de un culto no musulmán.

TEISSIER: POR UNA IGLESIA FRATERNAL

El 25 de mayo, Benedicto XVI nombraba como obispo de Argel al sacerdote jordano Ghaleb Moussa Abdalla Bader, de 56 años. Incardinado en el Patriarcado latino de Jerusalén, es experto en relaciones con el Islam. Sustituye a Henri Teissier, de 78 años, 27 de ellos al frente de una Iglesia compleja. Francés de nacimiento, su padre, militar, fue destinado a Marruecos y después a Argelia, y ahí fue cuando Teisser entró en contacto profundo con el mundo árabe. Después de tres años como obispo de Orán, en 1981 tomó posesión de la archidiócesis de Argel, desde donde siempre ha intentado tender puentes. Incluso cuando arreciaron las amenazas por parte de los islamistas radicales; incluso tras el asesinato de once religiosos y religiosas y siete monjes en 1996, y el más doloroso, el atentado contra el obispo de Orán, Pierre Claverie: “Teisser se hace presente a todos, cristianos y musulmanes, víctimas de la misma violencia”, describió .

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