El teatro recupera la fe

La recreación del auto litúrgico ‘Misterio del Cristo de los Gascones’ remueve la escena teatral

(Juan Carlos Rodríguez) Una joven compañía teatral, Nao d’amores, ha conseguido impactar a la escena contemporánea con su tercera obra: Misterio del Cristo de los Gascones. Una obra exquisita que recupera el misterio de Cristo y el tesoro incalculable del teatro primitivo español.

Es un viaje a los orígenes del teatro, al siglo XV, justo cuando los dramas litúrgicos comienzan a salir de las iglesias: “Tiene mucho de ceremonia litúrgica, es como un Oficio de Tinieblas, en el que después de que se apaga una vela, hay una angustia de la Virgen y una regresión a la vida de Cristo. En este ámbito donde lo mítico y lo teatral se funden, a veces la frontera se difumina y es difícil para el espectador saber cuándo acaba una cosa y comienza la otra”. Lo explica Ana Zamora (Madrid, 1975), la directora y nieta de quien fue secretario perpetuo de la Real Academia Española, Alonso Zamora Vicente, a quien va dedicada la obra.

La riqueza de Zamora es conocer el tesoro que maneja, la fuente incalculable que mana del Renacimiento, y adaptarla al siglo XXI. Y es que el Cristo de los Gascones es, en realidad, una talla románica de tamaño natural y brazos articulados, una joya del patrimonio histórico que, durante siglos, ha permanecido yacente en la Iglesia de San Justo, en Segovia, apartada de la finalidad para la cual fue creada: una ceremonia medieval que conmemoraba el ciclo de Pasión. “Eran figuras articuladas, construidas para ser utilizadas en ceremonias litúrgicas de Semana Santa –describe Zamora–, que, a su vez, están imbricadas en los orígenes mismos del teatro medieval. La ceremonia fundamental entre todas ellas era la que recordaba su entierro y posterior resurrección a través del rito conocido como Depositio-Elevatio-Visitatio, recogido en el Liber Ordinarius de Essen”.

Mejor representación de 2007

La Real Cofradía y Venerable Esclavitud del Santo Entierro del Cristo de los Gascones abrió ceremonialmente la urna de la talla de San Justo para permitir que Ana Zamora pudiera tomar medidas y conocer el funcionamiento. De ahí salió la marioneta que viaja por España, de iglesia en iglesia, de teatro en teatro, porque uno y otro son escenarios donde Nao d’amores está poniendo en escena esta obra, que ha sido reconocida como la mejor representación teatral de 2007 y sigue cosechando elogios. “Con bastante probabilidad, el Cristo conservado en San Justo fue utilizado en este tipo de ceremonias, si no se talló específicamente para ello –explica–. La articulación de los hombros y brazos permitiría descenderlo de la bóveda del presbiterio, donde aún hoy son visibles los orificios que servían para colgar la figura, depositándolo en un sepulcro que se mostraría vacío como prueba irrefutable de su Resurrección”.

La primera referencia documental que describe la procesión está fechada el 12 de abril de 1628. La investigación que realizó le ha llevado a concluir que “existen además numerosos testimonios conservados acerca de procesiones realizadas con la que fuera la imagen más venerada de Segovia”, incluido en casos de grave calamidad pública. Sin embargo, sólo pudo recabar un breve testimonio de un libro del siglo XVI de Garci Ruiz de Castro, Comentarios sobre la primera y segunda población de Segovia, que describía la calle llamada Cal de Gascos: “Esta calle poblaron gascones y dellos tomó el nombre. Eran obligados a representar cada año la pasión de Nuestro Señor”. El rito de escenificar el auto sacramental claudicó sin rastros; sin embargo, lo ha reconstruido según su visión de la tradición y analizando otras representaciones que han pervivido: “En España, los antecedentes más remotos nos acercan hasta tierras del viejo reino de Mallorca a finales del s. XIII, pero hubo que esperar hasta los dos siglos siguientes para que el rito se extendiera por Cataluña y Valencia, y en mucho menor medida por Castilla. La tradición continúa viva en otros lugares como Bercianos de Aliste, en Zamora, o Villavicencio de los Caballeros, en Valladolid”.

“Nuestro Misterio del Cristo –aclara– no es una reconstrucción arqueológica de aquello que pudo realizar una compañía de gascones en tiempos medievales. Es una recreación libre, que reinterpreta la ceremonia desde el eclecticismo para reformular preguntas universales, para las que, tras siglos de escenificaciones, no tenemos respuestas”. Nao d’amores desarrolla una puesta en escena que combina el trabajo actoral con el teatro de títeres: símbolos, figuras alegóricas y metáforas sobre pasajes de la vida de Jesús. “La dramaturgia se apoya en los Planctus Mariae, las lamentaciones de la Virgen al pie de la cruz, que fue todo un género literario en el s. XV. Tenía claro que íbamos a hablar de la figura de Cristo, pero no desde la beatería, sino desde la trascendencia real”.

Se estrenó en la Iglesia de San Justo hace un año, luego viajó al Teatro de la Abadía en Madrid y no ha parado de llevarse a escena. “Fue alucinante; iba con un cierto reparo porque, aunque tratamos el tema de la religión con mucho respeto, no es un espectáculo beato para nada… Sin embargo, las cofradías estaban encantadas y fue muy bonito cuando los feligreses acudieron a la iglesia a ver al primo hermano de su Cristo caminando. Se creó casi un ambiente litúrgico y ritual. Al intentar conectar con lo ancestral, llega a todo tipo de públicos”.

Sin dañar sensibilidades

Ana Zamora no temía dañar sensibilidades. Cree que su generación es “privilegiada” por poder abordar el tema de la religión desde el teatro. “No hemos vivido muy presionados a nivel religioso. Por ello, lo podemos ver de manera objetiva, como un referente en el que se basa nuestra cultura, y mirarlo con suficiente distancia. Se trata todo desde un agnosticismo declarado, pero también desde el rigor y desde el respeto absoluto a todo tipo de creencias. No creo que ofenda a nadie, y no hemos tenido ninguna crítica de este tipo. Gusta tanto a gente muy creyente como a ateos. Es muy curioso ver cómo tanto unos como otros se emocionan muchísimo en cada función. Es muy divertido ver las reacciones de cada tipo de público. El cristiano lo vive más como si fuera un ceremonial litúrgico, como algo que conoce perfectamente. Para los niños, por su parte, puede ser algo didáctico, porque aprenden partes de la vida de Cristo”.

Evidentemente, según las inciertas cifras de asistencia al teatro en España, empeñarse en escenificar el teatro renacentista y medieval no es la vía más fácil para llegar al público. Aún así, dan un testimonio de sensibilidad teatral capaz de conmover, de convertir el teatro, de nuevo, en rito litúrgico. De un títere con rostro de Cristo románico que se convierte en pura elocuencia en manos de los actores. Y con una música que ha seguido un proceso paralelo en sus vueltas al origen litúrgico y medieval en manos de Alicia Lázaro, a partir de una obra del Cancionero de la Catedral de Segovia: Nunca fue pena mayor, de García Álvarez de Toledo y Johannes Urrede, junto a otros trabajos extraídos del cancionero de Palacio, de romances de la Pasión y de los Lamentos de María interpretados en directo. El resultado, según la crítica: “La fusión entre una música hermosísima, una cuidada puesta en escena, el gusto por las composiciones clásicas y el desarrollo pausado y respetuoso de la dramaturgia”.

PRÓXIMAS ACTUACIONES

  • 31 DE MAYO: La Granja de San Idelfonso (Segovia). Centro Cultural Canónigos.
  • 1 DE JUNIO: Cuéllar (Segovia). Iglesia de San Martín.
  • 3 DE JUNIO: Carbonero el Mayor (Segovia). Iglesia de San Juan Bautista.
  • 7 DE JUNIO: Turégano (Segovia). Iglesia del Castillo de Turégano.
  • 8 DE JUNIO: Ayllón (Segovia). Iglesia de San Miguel
  • 12 de JUNIO: Cáceres. Gran Teatro Principal.
  • 5 DE JULIO: Chinchilla (Albacete). Claustro Mudéjar-Festival de Teatro Clásico de Chinchilla.
  • 15 al 20 DE JULIO: Lisboa. Teatro da Cornucopia, Festival de Almada.
  • 13 DE AGOSTO: Torrelavega (Santander). Festival Internacional de Santander.

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