Alertan sobre la falta de formación integral de los laicos

La CEE cree que ha primado el ‘hacer’ sobre el ‘ser’ y que no hay convicciones cristianas ‘sólidamente’ afirmadas

(Marina de Miguel) Siendo realistas, también debemos reconocer que existen muchos bautizados que, debido al descuido y olvido de su formación cristiana, desconocen totalmente a Dios”. La celebración, el 11 de mayo, Solemnidad de Pentecostés, del Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar sirve este año para que los obispos que integran la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, a través de su tradicional mensaje, alerten sobre la ausencia de una formación cristiana integral de muchos creyentes.

“El ejercicio de nuestra misión pastoral en la diócesis y el contacto directo con la vida parroquial nos permite constatar que bastantes cristianos viven de una fe heredada, pero no personalizada”, afirman aludiendo a las enseñanzas aprendidas en el hogar o en los primeros años de catequesis, pero que son insuficientes para saber lo que significa creer en Jesucristo y seguirle. A su vez, se refieren a aquellos miembros que, pese a ­tener la disposición de asumir responsabilidades pastorales, en sus comportamientos revelan “una profunda ruptura entre la fe y la vida, y no sienten la necesidad de formarse para cumplir con más fidelidad la misión confiada en el Señor”.

El mensaje, titulado Laicos cristianos: sal y luz del mundo, recuerda el encargo realizado por el Señor a sus discípulos: “ser la luz del mundo y la sal de la Tierra”. Para cumplir esta labor de forma verdadera, se requiere una profunda comunión con Cristo, lo que implica, según prosiguen, que cada bautizado asuma la urgencia de revisar su espiritualidad y de renovar su formación cristiana: “Vemos que cada día existe una convicción más generalizada de que es necesario asumir un proyecto formativo, que abarque los aspectos espirituales, celebrativos, pastorales y humanos”, añaden.

Sin embargo, el abandono de la formación cristiana ha conducido a muchos a una visión deformada del cristianismo y de la Iglesia, puesto que, como sostienen los prelados, “sus criterios y juicios sobre estas realidades ya no parten del Evangelio ni de las enseñanzas de la Iglesia, sino de las opiniones de los demás, de los criterios sociales y de las pretensiones parciales, sesgadas y distorsionadas que, en bastantes casos, hacen de la Iglesia algunos medios de comunicación”. Esta crítica entronca con la celebración, el 4 de mayo, de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (ver página 14), en la que Benedicto XVI invitaba a reflexionar sobre Los medios: en la encrucijada entre protagonismo y servicio. Buscar la verdad para compartirla.

Secularización

Como causas de esta situación, se alude tanto a la ruptura de la cadena de transmisión de la fe en la familia como a los procesos de secularización que está padeciendo la sociedad. Pero también se realiza en el texto una labor autocrítica al reconocer que no se ha prestado “la suficiente atención y dedicación a la formación de los adultos bautizados”. “En definitiva, no hemos sabido o no hemos podido ser instrumentos para la conversión mediante las propues­tas de formación cristiana”, reconocen.

Al margen de lamentaciones, los obispos miembros de la Comisión Episcopal que preside el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, agradecen los esfuerzos realizados en las diócesis para la “formación de un laicado adulto en la fe y consciente de su vocación”, y les instan a seguir trabajando en ello, para lo que consideran conveniente “revisar los procesos de formación que se están llevando a cabo en estos momentos con la mejor voluntad, pero tal vez sin el necesario discernimiento”. Así, recogen cómo “se ha dado prioridad al ‘hacer’ sobre el ‘ser’ y se han formado personas que saben realizar actividades en el ámbito de la comunidad cristiana, pero que no tienen sólidamente afirmadas sus convicciones y las motivaciones cristianas por las que deben realizar todas estas actividades”.

Teniendo esto en cuenta, consideran “muy urgente emprender una formación cristiana integral de los miembros de nuestras comunidades y de los alejados de la Iglesia, para que descubran su vocación, reaviven su pertenencia a la comunidad cristiana y se conviertan en evangelizadores”.

Como conclusión, el mensaje reconoce el servicio que prestan los nuevos movimientos y los integrados en Acción Católica: “Queremos agradeceros vuestra dedicación generosa e invitaros a seguir concentrando todos los esfuerzos en la formación integral y permanente de quienes han asumido responsabilidades pastorales o evangelizadoras en la Iglesia y en el mundo”.

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