La Defensoría del Pueblo del Perú premia a la española Pilar Coll

La misionera de 79 años recibe la Medalla de esta institución por su “labor resocializadora” 

(Texto y foto: Luis Llontop– Lima) El local del Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega, del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, acogió la entrega de la medalla ‘Defensoría del Pueblo 2008’, que ha recaído en la abogada y misionera laica Pilar Coll Torrente, con más de 40 años viviendo y sirviendo al país. La Defensora del Pueblo, Beatriz Merino, fue la encargada de entregar el reconocimiento por su destacada labor en la promoción, defensa y consolidación del orden constitucional, la institucionalidad democrática y la vigencia de los derechos humanos.

Pilar es abogada de profesión y pertenece al Instituto de Misioneras Seculares (IMS). Nació en la aldea aragonesa de Fonz. Hija de nacionalista, su padre Joaquín fue asesinado por los republicanos durante la Guerra Civil. Su propia historia da cuenta del dolor de perder a los seres más queridos cuando luchan por la justicia y la igualdad; por eso, cuando llegó al Perú en 1967 y hasta la fecha, su itinerario ha sido el de terca militante (como buena aragonesa) en el movimiento por los derechos ­humanos.

Ha sido la primera secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (1988-1992), institución ahora muy reconocida, pero que en los años 80 y 90 no gozaba de mayor apoyo; todo lo contrario, le llovían las críticas diciendo que apoyaba a extremistas, pues el Perú estaba en pleno conflicto armado interno a consencuencia de los movimientos terroristas y del propio Ejército, que provocaron el peor episodio de violencia. Unas 70.000 personas fallecieron en este conflicto, según el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), en el que también colaboró Pilar.

A sus 79 años, reparte su vida entre la pastoral carcelaria, en una prisión que otrora fuera penal de máxima seguridad para acusadas de terrorismo, y la coordinación del taller de Derechos Humanos. También impulsa el taller de Adultos Mayores en el Instituto Bartolomé de Las Casas, institución fundada por el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez. Pilar es consejera en el Consejo de Reparaciones, instrumento público de carácter nacional, encargado de elaborar el Registro Único de Víctimas para que el Estado reconozca su derecho a repararlas.

Pilar dice que la cárcel ayuda a conocer más el corazón de las personas. “Mi experiencia más fuerte es en la cárcel, como acompañante, y tiene una dimensión muy rica, que es el poder consolar y comunicar esperanza. Me resulta gratificante, porque también alimenta mi esperanza sentir que estas personas, a pesar de condenas tan largas y condiciones tan duras, siguen teniendo ánimo y esperanza, no se dan por vencidas, a mí me reanima y me mantiene el espíritu joven”.

Campañas fundamentales

En su empeño por defender la ­vida, Pilar ha emprendido campañas fundamentales en el Perú. En 1977, acompañó a los obreros y trabajadores despedidos y perseguidos tras un paro nacional, en pleno gobierno militar. Otra iniciativa en la cual ha sido imprescindible fue por los Desaparecidos, en la defensa y apoyo del proyecto de ley para restringir los considerados delitos de función (contra la impunidad para los abusos cometidos por las fuerzas del orden). Participó en el lanzamiento del movimiento cívico Perú, Vida y Paz, y bien significativa en su caminar ha sido la Campaña contra la Pena de Muerte (1993). Desde el taller de Derechos Humanos del Instituto Bartolomé de Las Casas en donde colabora –porque ya está jubilada–, impulsó la creación del Movimiento Ciudadano Para que no se repita, que busca el cumplimiento social de las recomendaciones de la CVR.

La doctora Beatriz Merino, Defensora del Pueblo, en su discurso para la imposición de la Medalla Defensorial, dijo: “Si alguien cumple una labor resocializadora que recupera vidas y almas de ciudadanos y ciudadanas en el país es, sin duda, Pilar Coll. Siempre he dicho, por todo ello, que Pilar es –también, y desde hace mucho– una Defensora del Pueblo”.

RECONOCIMIENTOS

1992. El rey Juan Carlos le otorgó el Lazo de Dama de la Orden de Isabel la Católica.

1998. Premio Extraordinario de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.

2000. La Sección Peruana de Amnistía Internacional reconoció su labor humanitaria.

2001. El Ministerio de la Mujer le entregó el premio ‘María Elena Moyano’.

2004. Propuesta como candidata al Nobel de la Paz.

2008. Medalla de la Defensoría del Pueblo.

Compartir