Los jesuitas ponen en marcha un servicio de atención a migrantes

Se trata de una ‘apuesta decidida’ por reivindicar su ciudadanía y facilitar su integración social

(Marina de Miguel– Foto: Luis Medina) Las migraciones no empiezan en nuestras fronteras. Es un fenómeno transnacional y hay que tenerlo claro para comprenderlo”. Para dar respuesta a esta realidad, explicada a Vida Nueva por el religioso jesuita Daniel Izuzquiza, responsable del centro de atención de inmigrantes ‘Pueblos Unidos’, en el madrileño barrio de La Ventilla, la Compañía de Jesús creó hace pocos meses el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) de España.

Esta iniciativa, que realizó el día 16 en Madrid su primer acto público con la presentación del cuadernillo Inmigrantes: ¿Invasores o ciudadanos? Tópicos y Cuestiones sobre la inmigración (ver recuadro), tiene como objetivo acompañar procesos de personas o familias migrantes, de asociaciones de inmigrantes y de otros colectivos. A ello se une el estudio de las transformaciones sociales, la sensibilización y defensa legal.

“Hemos estado dando respuesta a nivel local, más a pie de calle, a través de los distintos enfoques y énfasis que tenemos en los distintos centros. El SJM de España representa que nos hemos dado cuenta de que también es necesario poner en común el trabajo en red de manera estructurada, con lo que la respuesta será de más calidad, envergadura y plural”, comenta. Por esa razón, esta red, que en la actualidad está coordinada por el jesuita Josep Buades Fuster, integra a entidades que llevan muchos años de trabajo: la Fundación Social Ignacio Ellacuría (Bilbao), la Fundación Migra Studium (Barcelona), la Fundación San Juan del Castillo (Madrid, Burgos y Valladolid) y, dentro de ella, el Centro Pueblos Unidos (Madrid-La Ventilla), el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid), el Centro de Estudios para la Integración Social y Formación de Inmigrantes-Fundación de la Comunidad Valenciana (CeiMigra) y Apostolado Social de Andalucía y Canarias. También implica en su acción a otras personas y colectivos que comparten semejante objetivo. Aunque se constituyó jurídicamente hace poco, esta iniciativa bebe de las reuniones mantenidas desde hace años dentro de la Comisión Interprovincial Española de Inmigración, de la que atesora su experiencia.

Señas de identidad

Pese a que su ámbito territorial es España, tiene vocación internacional, puesto que está en conexión con el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), especialmente en el resto de Europa, y el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) de América Latina, con los que comparte filosofía y relaciones. Fruto de la colaboración con el SJR, en septiembre del pasado año se consiguió que el SJM de España tuviera una pequeña presencia en Marruecos, Casablanca y Rabat, enfocada a la atención y seguimiento de las personas subsaharianas solicitantes de asilo y refugio, pero que, como apostilla Izuzquiza, están bloqueados allí y son maltratados y marginados.

Otra de las señas de identidad de este servicio es la atención y acompañamiento al recién llegado con una clara consideración a su contexto familiar, tanto si está desgajado entre España y el país de origen, o reunificado. “Se trata de acompañar, confiar en la persona y facilitarle herramientas e instrumentos que le permitan integrarse en la sociedad y poner en marcha, en condiciones de igualdad, todas sus capacidades y valías”, señala, para luego indicar cómo esto entronca con la educación y la dimensión religiosa –ya sea propiciando atención pastoral o facilitando el diálogo entre diferentes religiones–, capítulos que también son abordados por la Compañía de Jesús.

¿INVASORES O CIUDADANOS?

El Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) de España desarrolla diversas iniciativas dirigidas a sensibilizar a la sociedad y facilitar cauces y espacios para que las personas venidas de otros países puedan ejercer como auténticos ciudadanos. En esta labor se enmarca el cuadernillo Inmigrantes: ¿Invasores o ciudadanos? Tópicos o cuestiones sobre la Inmigración (editado por Cristianismo y Justicia) en el que, con la colaboración de las Comunidades de Vida Cristiana, se ofrecen reflexiones que ayudan a continuar profundizando sobre la inmigración en España e invitan a la sociedad, según se lee en la introducción, a “seguir preguntando, seguir argumentando y seguir respondiendo. Seguir dialogando, en definitiva”

“Es una apuesta decidida por reivindicar no sólo la ciudadanía de las personas inmigrantes, sino también por mostrarlo en lo cotidiano, en lo concreto”, argumenta a esta revista Daniel Izuzquiza.

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