Barcelona reivindica el trabajo cotidiano de la Iglesia

(J. Llisterri– Barcelona) “Cuántas cosas buenas hacemos que no se ven”. Este fue el ánimo que transmitió el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, a toda diócesis. El sábado día 12 convocó un encuentro festivo y de reflexión y oración para evaluar la aplicación del Plan Pastoral Diocesano 2006-2009. En la Basílica de Santa María del Mar se reunieron para ello más de un millar de agentes de pastoral.

En el balance se puso el acento en el trabajo cotidiano de parroquias, movimientos y religiosos sobre las tres prioridades del Plan: familia, celebración de la Eucaristía y juventud. El cardenal remarcó que “es más lo que no se ve, que lo que se ve” y que, “a pesar de las dificultades, soy testimonio de que la Iglesia es una realidad viva que mantiene su presencia capilar entre la gente de Barcelona”. También pidió un claro compromiso misionero: “Una fe que no se propone es una fe que se seca”.

Los jóvenes tuvieron una presencia singular y entregaron al arzobispo las respuestas a la carta que les había dirigido meses antes preguntando sobre sus compromisos y lo que le piden a la Iglesia. Les prometió respuesta.

También se acentuó el trabajo de acogida de los inmigrantes en las comunidades cristianas más allá de lo asistencial. Sistach se dirigió a ellos para recordar que “forman parte de la misma Iglesia” y que “la Iglesia de Barcelona siempre ha tenido una actitud de acogida, de abrir puertas”. Una petición que remarcó afirmando que “en la Iglesia todos somos necesarios, que nadie se sienta marginado”.

La jornada matinal incluyó varios testimonios de vida cristiana, entre los que destacó el de un recluso que redescubrió su fe en la cárcel. Su experiencia de arrepentimiento, dijo, le hizo sentir como “Dios elige a los incapaces y los hace capaces”. Pidió una oración para los presos, ya que “si en la calle es difícil vivir la fe, más lo es en la cárcel”.

Por otra parte, este jueves Sistach pronuncia en el Club Siglo XXI de Madrid una conferencia sobre la presencia pública de la Iglesia. Su primera intervención destacada en la capital tras su designación cardenalicia se produce una vez despejadas las incógnitas electorales políticas y eclesiales. Se esperan palabras propositivas y de mano tendida.

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