(Marina de Miguel) “La identidad de Cataluña es incomprensible sin el cristianismo”. Con estas palabras, el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, llamó redescubrir la herencia aportada por la Iglesia a la formación de la comunidad catalana. En su discurso inaugural de la III Convención de Católicos y Vida Pública, celebrada en la Ciudad Condal los días 28 y 29 del pasado mes de marzo bajo el lema Las raíces cristianas de Cataluña, Sistach señaló que el conocimiento y la valoración de los contenidos cristianos, al ser parte de la identidad de aquel pueblo, “ayuda a la realización personal y social”, además de contribuir a la acogida de inmigrantes: “Si uno no conoce ni valora quién es él mismo, no puede acoger ni dialogar con otro que sabe muy bien quién es”.
También se refirió el cardenal al deseo de la Iglesia de “hacer oír su voz profética y a la vez dialogante” sobre los diversos ámbitos de la vida, lo que “a nadie debería incomodar”, apuntó, incluso cuando va a contracorriente de los estados de opinión ampliamente difundidos. “Esto pide una presencia activa y comprometida de los laicos cristianos en la sociedad”, dijo, reconociendo que, a pesar de ser muchos los que asumen responsabilidades en el ámbito intraeclesial, “hay un déficit de presencia de lacios en el mundo secular”.
