Bertone impulsa a la Iglesia a trabajar por el pueblo cubano

El secretario de Estado del Vaticano visita la isla en el décimo aniversario del histórico viaje de Juan Pablo II

 (Araceli Cantero Guibert-La Habana) En su recorrido de cinco días por cuatro diócesis de Cuba, el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, ha recibido un baño de multitudes –católicos y no católicos–, que han acudido en masa a escuchar su mensaje de ánimo para vivir con esperanza en la sociedad actual.

En los distintos lugares visitados, al conmemorarse los diez años del viaje de Juan Pablo II a la isla, el enviado papal ha expresado que el Evangelio es fuente de la “que brotan valores cristianos que son también profundamente humanos y humanizadores” y que “la Iglesia desea poder ampliar sin límites el radio de su acción, para contribuir con tesón al bien común del pueblo cubano”.Esta visita coincidió con la celebración, el 24 de febrero, de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que eligió a Raúl Castro Ruz como presidente del Consejo de Estado y de Ministros y renovó los cargos de los vicepresidentes, en lo que los analistas consideran la vuelta a una línea más dura de gobierno.

Ese mismo día, en nota de prensa, los obispos cubanos recordaban “las expectativas expresadas por los trabajadores, estudiantes y el pueblo en general cuando fueron invitados a debatir los problemas más urgentes que afectan al país”. En su mensaje, ofrecen su oración para que el nuevo Consejo de Estado y su nuevo presidente “tengan la luz de lo Alto para llevar adelante con decisión esas medidas, que sabemos deben ser progresivas, pero que puedan comenzar a satisfacer desde ahora las ansias e inquietudes expresadas por los cubanos”.

Además de sus visitas pastorales, el cardenal Bertone habló ante diplomáticos acreditados en Cuba, ante representantes del mundo de la cultura y visitó la Escuela Latinoamericana de Medicina. También se reunió con distintas instancias del Gobierno.En un encuentro con la prensa extranjera el día 25, transmitido por televisión, el cardenal deploró el bloqueo norteamericano y calificó de positivos sus encuentros con las autoridades, agradeciendo las ayudas prestadas para su desplazamiento por la isla. El Gobierno puso a su disposición el avión presidencial, en el que también viajaban el cardenal arzobispo de La Habana, Jaime Ortega Alamino, y el nuncio en el país, el arzobispo Luigi Bonazzi. En otro avión viajaron los obispos y otros invitados. “Esta visita está cumpliendo las expectativas que teníamos a nivel de Iglesia”, señaló el obispo Juan de Dios Hernández, secretario de la Conferencia de Obispos. “Es impresionante la participación de la gente en cada lugar y es importante que la dimensión pública de la fe se haya podido expresar”. El obispo auxiliar de La Habana añadió que “en cada lugar no sólo se hace memoria de lo que ha sido la Iglesia en estos lugares y su contribución. También se plantean las necesidades presentes”.

Celo pastoral y cercanía

Con talante abierto y espontáneo y expresándose en español, el secretario vaticano ha demostrado su celo pastoral, sus cualidades académicas y su amor por la música, cantando al son de los ritmos cubanos de las liturgias. No ha disimulado su espíritu salesiano de cercanía con la gente, dejándose retratar con jóvenes y familias que rompieron el cordón de seguridad, como ocurrió espontáneamente en el Santuario del Cobre. Cada ciudad recorrida ha ofrecido al cardenal una muestra del carácter cubano, de su música y simpatía. En el atardecer del jueves 21, la plaza de la catedral de La Habana se convirtió en templo desde donde se elevaron plegarias y canciones con ritmos de compositores cubanos, en una celebración retransmitida en vivo por la televisión cubana. Mientras el pueblo se congregaba, se escuchaba la voz de Juan Pablo II y sus mensajes, al tiempo que el cardenal Ortega le reiteró la invitación a Benedicto XVI para una pronta visita a Cuba.

En cada ciudad, el cardenal Bertone ha clarificado el rol de la Iglesia, que “pide ser reconocida y respetada en su misión, sin ánimo de imponer, sino de proponer el Evangelio a cuantos encuentra en su camino”, como recordó en La Habana.El día 22, al llegar a Santa Clara, en el centro de la isla, repicaron las campanas y un coro de niños le cantó los versos de José Martí: “Cultivo una rosa blanca… para el amigo sincero”. Antes de la Eucaristía del día siguiente, el obispo de esta sede, Arturo González, presentó la historia de la diócesis, reconociéndola como “ciudad de Juan Pablo II”, al recordar la primera Eucaristía del Papa en suelo cubano, en 1998, para pedir por la familia. Allí, el cardenal pidió a los católicos valentía para “ser testigos de la caridad de Cristo donde estemos, ya sea en el hogar o en la fábrica, en el hospital o por la calle”, y asegurando que entonces “lograremos con su gracia edificar una civilización en donde la mentira, la injusticia, la opresión o la violencia sean derrotadas por la fuerza del perdón y la verdad”. Después de la Eucaristía, Bertone bendijo una estatua de Juan Pablo II, la primera imagen religiosa colocada en un lugar público. Detrás de ella aparece la Virgen de la Caridad, una palma real (símbolo de Cuba), una campana (símbolo de convocatoria) y una cruz. La imagen del Papa, en bronce, regalo del cardenal, lleva la frase autógrafa de Juan Pablo II “Abran las puertas a Jesucristo”, como invitación permanente a que todo el que pase por allí se confronte ante el anuncio del Evangelio. El noticiero cubano dedicó menos de un minuto a esta ­noticia.

Desde Santa Clara, ese mismo día voló a Santiago de Cuba y se traslado por carretera al Santuario del Cobre, a donde acudieron cientos de jóvenes para un rezo del Rosario en el que los misterios marianos se introducían con la presentación de los exvotos que el pueblo cubano ha ido dejando en el Santuario. La voz de Juan Pablo II, extractos de sus mensajes, avemarías y canciones se entretejieron con la presentación de ofrendas que recordaban la historia y evidenciaban la preocupación actual por la familia, los enfermos, los presos y la juventud.

Del Cobre a Guantánamo

La última visita del cardenal fue a Guantánamo, la zona mas oriental de la isla, en donde más de 10.000 personas se congregaron en una plaza a pleno sol y a más de 30 grados para celebrar la Eucaristía. En su saludo, el obispo de Guantánamo, Willy Pino, le dio la bienvenida “en nombre de nuestro sencillo pueblo”. “Pase, siéntase como si estuviera en su casa”, le dijo, repitiendo un dicho ­cubano.Tras la Eucaristía, todos cantaron los versos de José Martí, convertidos en la conocida canción Guantanamera, mientras los representantes de las comunidades se acercaban a recibir la cruz que presidirá los encuentros en los hogares. La diócesis de Guantánamo-Baracoa fue creada por Juan Pablo II el 24 de enero de 1998, y el número de comunidades católicas ha pasado de 19 a 210. El cardenal Bertone manifestó que el Papa desea que “éste sea un período en el cual el pueblo cubano crezca unido y solidario gracias al diálogo paciente y perseverante, gracias a gestos de reconciliación y pacificación que abarquen a todos los sectores de la sociedad”. Y reiteró que “sólo con el camino de la concordia y la comprensión se curan los corazones, y se sanan definitivamente las heridas provocadas por las tensiones del pasado”. 

Tras la Misa, el pueblo marchó en procesión para la bendición del nuevo obispado. Ni la televisión ni la prensa se hicieron eco de los actos en Guantánamo.En su visita a la isla, el cardenal Bertone tuvo un encuentro con los obispos y se reunió con los seminaristas, los consagrados, las religiosas contemplativas y los responsables y periodistas de las publicaciones católicas.  

ENCUENTRO CON RAÚL CASTRO

Horas antes de concluir su visita, en la tarde del 26 de febrero, el cardenal Tarcisio Bertone mantuvo un encuentro privado con el recién elegido presidente cubano, Raúl Castro, en la sede del Consejo de Estado. En el mismo participaron también los vicepresidentes del Consejo de Estado, Carlos Lage y Esteban Lazo; el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque; la encargada de Asuntos Religiosos, Caridad Diego Bello; el viceministro de Relaciones Exteriores, Eumelio Caballero; y el embajador de Cuba ante la Santa Sede, Raúl Roa Curí. Por parte de la Iglesia, además de los dos secretarios del propio cardenal Bertone, estuvieron presentes el nuncio apostólico, el arzobispo Luigi Bonazzi, y el Comité Permanente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba: el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana; el arzobispo de Camagüey, Juan García; el secretario de la Conferencia, Juan de Dios Hernández; y el obispo de Holguín, Emilio Aranguren.“Ha sido un encuentro en dos etapas”, explicó este último, quien comentó que el presidente Castro fue muy espontáneo y natural, y saludó personalmente a cada uno de los obispos y acompañantes. Luego, hicieron una valoración, “positiva”, del programa de encuentros y celebraciones, y el cardenal “agradeció los servicios prestados”, explicó Aranguren.Bertone entregó regalos para Fidel Castro y para el presidente y después se reunió durante unos 30 minutos sin testigos con Raúl Castro. Aunque no trascendió el contenido del encuentro, antes de partir para Roma, el secretario vaticano desveló que, “en el máximo respeto de la soberanía del país y sus ciudadanos, he expresado al presidente Raúl Castro la preocupación de la Iglesia para con los presos y sus familiares”, de quienes ha recibido numerosas cartas durante su visita solicitando su mediación. En una declaración leída en el aeropuerto de La Habana, Bertone reiteró sus deseos de “éxitos” al nuevo presidente en su “misión al servicio de su país”, y confió en que su visita a la isla suponga “un nuevo impulso en el camino de las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno de Cuba”, relaciones “siempre desafiantes, pero también llenas de oportunidades para promover el bien común de los cubanos”.

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