Por la familia cristiana, ¿un aviso para el Gobierno?

(José Lorenzo – Vida Nueva) Incluso entre los más convencidos se considera “lógico” que el acto convocado para este 30 de diciembre “por la familia cristiana” pueda ser interpretado como una iniciativa “para rematar” una legislatura donde, por primera vez en la historia, algunos obispos salieron a la calle para protestar contra leyes del Gobierno. No pocos son los que se preguntan verdaderamente por el origen de esta novedosa acción en España, que no fue comentada durante la pasada Asamblea Plenaria de los obispos, a finales de noviembre, pero sí en el Comité Ejecutivo del pasado día 13 de diciembre, donde el cardenal Rouco explicó el evento a celebrar.

Fuentes consultadas por Vida Nueva han considerado determinante el hecho de que Kiko Argüello se haya comprometido ante el cardenal Rouco a traer a las calles de la capital a unos 300.000 miembros de las comunidades neocatecumenales. Con semejante argumento de peso, el Arzobispado de Madrid habría asumido de muy buen grado una iniciativa de la que, además, en Roma, eran plenamente conocedoras instancias vaticanas muy concretas. Y, por otro lado, qué duda cabe que a los obispos les inquietan, y mucho, algunas disposiciones tomadas por el Gobierno de Zapatero y que consideran atentatorias contra la familia y la vida.

Pero también es verdad que no todos ellos ven la oportunidad de esta concentración, que la enmarcan dentro de ese “tira y afloja” con el PSOE que determinados sectores de la CEE han mantenido a lo largo de la legislatura. Así, se trataría de “el último gran acto antes de las elecciones” tras las manifestaciones contra los matrimonios homosexuales y la LOE, de un engancharse al “oportunismo” creado por la crispación social y mostrarle al Gobierno “una presencia numerosa” de la Iglesia en las calles de Madrid. Quienes sostienen esto, se preguntan si esta concentración tiene voluntad de perpetuarse en el calendario de la Iglesia, como ya existe en otros países, como Italia. “Sería el test de que no es una prueba de fuerza al Gobierno tres meses antes de las elecciones”.

Otros destacados miembros de la Jerarquía consideran que esta concentración –además de alinear a la Iglesia con un partido político determinado, aunque se diga que no va contra nadie– se dirige a un tipo muy concreto de familia cristiana, pero que hay otro tipo de familia cristiana que no se ve concernida por las “amenazas” que denuncian los obispos. Las amenazas a su propia estabilidad como familia cristiana vendrían más por los embates del paro, el precio de la vivienda, la precariedad laboral y otros problemas de índole económica. ¿Un signo de claro relativismo?

Más información en el nº 2.594 de Vida Nueva (Iglesia en España, páginas 12 y 13).

Compartir